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Un punto de vista

Jim sigue confiando en el resultadismo. El Real Zaragoza firma un pacto de no agresión con el Espanyol para dar un pasito más hacia la salvación

JAVIER CLAVERO

Empates como el de ayer siempre generan disparidad de opiniones, pero Juan Ignacio Martínez tiene muy clara la suya: cada punto sumado es un pasito más hacia la permanencia en Segunda División. Al preparador alicantino le importa muy poco el «qué dirán». Mucho menos, al medirse a un rival del potencial del Espanyol y comprobar que también se conforma con un marcador que lo convertía en equipo de Primera.

El Real Zaragoza supo leer el partido hacia el empate. Completó un prometedor inicio, controlando el balón y evitando que su oponente jugase al fulgurante ritmo que acostumbra, y después se arropó atrás, sin asumir más riesgo que el de medirse a un equipo de tanto talento individual.

El pacto de no agresión se hizo efectivo con el avance del choque. Especialmente en un cuarto de hora final en el que el pensamiento zaragocista giró hacia distintos enfoques. Cualquiera hubiese dado por bueno el empate ante un Espanyol a pleno rendimiento, pero no fue el caso. Los periquitos volaron a baja velocidad, y algún inconformista hubiese ido a por ellos, a por más.

No así Juan Ignacio Martínez, que parece tener en su libreta las cuentas de la salvación. El de ayer por la noche fue el empate más lógico de los tres últimos sumados por el Real Zaragoza, pero queda mucho por remar en lo que resta. El punto cosechado ante los catalanes será mejor o peor en función de lo que hagan los rivales directos. Y a esta regla se viene agarrando el zaragocismo desde hace varias semanas.

El empate sumado contra el Sporting de Gijón se dio por bueno porque los resultados acompañaron; el del Anxo Carro de Lugo, a pesar de la agónica forma en que llegó, con ese gol en el último instante del portero Cristian Álvarez, fue insuficiente por las victorias ajenas; y el tiempo, el transcurso de la presente jornada, con un crucial Cartagena-Castellón en liza, calibrará lo hecho ayer ante el Espanyol.

No sabemos cómo hubiese reaccionado una Romareda repleta de aficionados ante lo visto en la recta final del partido de ayer. Este es otro producto más del fútbol actual, del fútbol condicionado y edulcorado. El fin justifica los medios más que nunca y Juan Ignacio Martínez, que conoce como nadie las limitaciones de la plantilla que gestiona, se mueve a las mil maravillas en este ambiente.

Finales por la permanencia

Sobre el resultadismo hay criterios variados. Él se mantiene firme en su innegociable punto de vista. Le da igual parecer conformista. Confía en un guión que ahora debe cambiar. El Zaragoza no puede salir a empatar el próximo sábado (21.00) ante Las Palmas, que no se juega nada, ni en la visita del Castellón, adversario directo, a La Romareda.

En esos dos siguientes partidos, el Zaragoza tiene la oportunidad de certificar la salvación. Los pasitos cortos deben ser ahora de gigante, para no llegar a las últimas jornadas con la vida en juego. La ‘empatitis’ tiene distintos puntos de vista y Jim tiene uno solo. Ojalá sea el acertado.

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2021-05-09T07:00:00.0000000Z

2021-05-09T07:00:00.0000000Z

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