La Primera División volvió a recordarle a la SD Huesca que no perdona, que aquel que quiera seguir formando parte de ella debe dar más del 100% en cada una de sus acciones. Dos fallos de concentración condenaron a los azulgranas en su visita al Cádiz, un rival frente al que precisamente eso es lo que no debe faltar. Los gaditanos, que llegaban al partido virtualmente salvados y, por lo tanto, sobre el papel más relajados, no tuvieron piedad en cuanto vieron el resquicio para terminar de atar su permanencia. Se adelantaron en un córner y volvieron a golpear en un saque de centro haciendo inútil el gran tanto firmado por Rafa Mir, faro de un bloque al que se le observó atenazado, que repitió vicios pretéritos, pero que lo intentó hasta el final.

El Elche había perdido el viernes y el Alavés empatado en el primer choque de ayer. La victoria aseguraba a los de Pacheta salir del descenso con tres jornadas aún por jugarse y el empate también podría haber valido en función del resultado del Valladolid en su visita al Valencia, partido que de todos modos conserva un gran interés para los oscenses. Necesitan el tropiezo pucelano para que la salvación siga a un punto. El resto de resultados la situará a dos; distancia no imposible con nueve por disputarse, pero que deja el margen para el error más reducido.

La primera parte pasó de cero a cien en cuestión de segundos y resultó tan peculiar que en ella tuvieron cabida tanto la recuperada pausa para la hidratación como la lluvia. De cuarenta minutos iniciales en los que hubo que rascar para encontrar algo reseñable se pasó a un tramo final en el que prácticamente sucedió todo, los dos goles locales y la genialidad de Rafa Mir que se intercaló entre ellos. El delantero recogió un pase largo de Mikel Rico en la banda izquierda, lejos en principio de la zona de peligro. Sin embargo, desde 37 metros fue capaz de lanzar un latigazo que sorprendió a Ledesma.

El golazo, ya en el descuento, servía para equilibrar el cabezazo con el Marcos Mauro había adelantado a los suyos en un córner tras una prolongación. Sin embargo, nada más volverse a poner el balón en juego, Malbasic le ganó la partida a Maffeo, envío al corazón del área, por donde aparecían Lozano y Gastón Silva, que en el toma y daca introdujo el balón en la red.

Ante las bajas por sanción de Pulido y Seoane, hombres a los que se echó en falta, el uruguayo y Mosquera fueron las novedades en el once con respecto a la anterior victoria contra la Real Sociedad (1-0). Los protagonistas fueron en líneas generales los mismos, pero el resultado en el marcador y sobre el terreno de juego no.

Hasta que todo se aceleró, el partido resultó plomizo. Tal y como al Cádiz le favorecía, El Huesca se hizo pronto con el dominio del esférico, pero éste resultó estéril. La primera aproximación la firmó Galán, un tiro lejano alto y luego Rafa Mir se fue calentando con un córner de Ferreiro en el que cabeceó fuera y un centro, también del ‘7’, en el que ya desequilibrado golpeó flojo.

En los locales, antes de la interrupción para hidratarse, la mejor ocasión había sido para Iza, un disparo cruzado que no acarició por poco la cepa del poste. Después, fue el Cádiz el que tomó el peso del juego lo que en principio no hizo cambiar el tono del duelo. El ritmo siguió lento hasta que los goles, a la par que el agua, comenzaron a precipitarse.

De cara a la segunda mitad Pacheta dejó en el vestuario a Mosquera y Vavro para dar entrada a Pedro López y Sergio Gómez. El duelo se abrió más. Lo intentó Siovas a la media vuelta y también los de amarillo rondaron la red contraria.

Llegaron entonces otras dos sustituciones antes de la hora de juego, señal clara de que el técnico burgalés no estaba nada satisfecho con lo que ocurría sobre el césped. La savia nueva fue la de Escriche y Doumbia, y los damnificados, Maffeo y Rico.

Sandro intentó algo similar al gol de la victoria ante la Real Sociedad en una falta, aunque sin la misma suerte. A continuación, Siovas se encontró con el poste y Mir lanzo otro misil teledirigido que en esta ocasión se desvió por muy poco por encima de la esquina del arco. Acto seguido lo intentó también con una falta alejada que atajó Ledesma.

El dominio era ya claramente oscense. Pacheta gastó su última bala a falta de cinco minutos llamando a Okazaki, que cogió el testigo de Silva. El equipo se reordenó en un 4-3-3 en el que Doumbia pasó a ser central.

El Cádiz había refrescado toda su zona de ataque y trató de hacer daño a la contra. Jairo pudo matar el partido antes de tiempo y Okazaki respondió a renglón seguido.

Se añadieron seis minutos, el japonés no llegó por centímetros a un centro de Sergio Gómez y también le faltó nada a Perea en el área de Álvaro. A Doumbia se le fue alto un tiro y el deseo de pescar al menos un punto en el Ramón de Carranza, estadio que sigue siendo esquivo a los azulgranas, se quedó en eso, en un sueño.

La próxima semana contiene las jornadas antepenúltima y penúltima. El miércoles llega a El Alcoraz el Athletic (20.00) y el domingo el Huesca visita al Betis (18.30). Había avisado Pacheta de que se iban a producir altibajos en los últimos partidos del curso y así está siendo. Toca recuperar la mejor versión.