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Alonso Caparrós «La sombra de la adicción siempre acecha, pero me siento fuerte y sin miedo»

El expresentador y actualmente colaborador de ‘Sálvame’ cuenta en un libro su viaje a los infiernos de las drogas, el alcohol y otras adicciones

ARANTZA FURUNDARENA

Ha llegado a los 50 harto de la noche, de la cocaína, el alcohol y las adicciones. Tras 25 años en el infierno, Alonso Caparrós por fin entiende la vida de otra manera. «Colaboro en Telecinco, tengo una mujer maravillosa, dos hijos que crecen... Me siento en paz», asegura. Atrás deja un tortuoso camino sembrado de recaídas. Lo cuenta en ‘Un trozo de cielo azul’ , un relato lleno de «esperanza»

¿Ya no le acecha la sombra de la que habla en su libro?

Siempre acecha. Pero mi futuro es azul y luminoso.

¿No ha logrado aniquilarla?

No. La adicción es un problema para toda la vida. Pero se puede controlar. Tras un proceso largo y muy intenso, me siento fuerte, protegido y sin miedo. Si reaparece, tengo las herramientas para atacarlo.

Dice que el exceso de confianza es una trampa muy peligrosa para un adicto.

Sí, la mente es muy poderosa. Disfraza esa adicción de falsa seguridad. La sombra es muy astuta y siempre está preparada. El problema de la adicción hay que tenerlo muy vigilado.

Su primera raya la esnifó a los 18 años. ¿La última?

Prefiero no precisarlo. Cuando estaba enganchado cada vez que veía una entrevista de un adicto que lo había dejado y marcaba una fecha o una edad, me servía de excusa. Si él lo había dejado a los 40 años, yo también podría. No quiero ofrecer esa herramienta. Lo dejé hace tiempo. Ahora en mi pensamiento no están las drogas. Mi mensaje es que hay que dejarlas de inmediato.

Confiesa que consumía a escondidas y decía que ya estaba curado.

Exacto. El engaño ocurre mucho en la drogodependencia; creer que puedes controlar la situación, consumir sin que eso invada tu vida privada. Es la peor de las trampas. Tuve un momento crítico cuando le confesé todo a mi mujer.

Y ella decidió seguir a su lado.

Angélica es excepcionalmente bondadosa. Ella, y la meditación... Y luego las monjas en la Fundación Juan Bonal de Filipinas, el voluntariado en el hospital de oncología de Guadalajara, los talleres de televisión que di en el centro de menores de la madre Teresa de Calcuta... Vi otras realidades. Y comprendí que, comparado con lo mío, aquellos sí que eran grandes problemas.

¿Echa alguna vez en falta los prostíbulos que frecuentó?

El Alonso que ahora está vivo, sano y mirando al futuro, no. Pero siento esa sombra que sigue ahí y muchas veces me manda mensajes de nostalgia de los infiernos. Tentar es una de las cualidades del diablo. Pero la sombra es mucho más débil. Suena y no le hago ni caso. Pero no quiero crear falsas expectativas. Este es un problema muy difícil y para toda la vida. Hay que tener siempre a mano una caja de herramientas para desactivar la bomba.

¿Hay mucha coca en los platós?

Ya no la veo. Es verdad que hubo un tiempo... Cuando hacíamos galas, en las mesas de catering había botellas y botellas de alcohol. Recuerdo programas de ‘Furor’ con gente totalmente borracha. Y se veía un trajín en los pasillos... Pero hoy para nada. Al contrario, es todo muy aséptico.

«¿Por qué me has abandonado?», le preguntó a su padre.

Estuve mucho tiempo enfadado con mi padre porque estuvo ausente. Luego comprendí la dificultad de su historia y de su vida. Ahora siento orgullo y agradecimiento. La bronca que tuvimos en la tele fue el punto de partida para una nueva relación que hoy es estupenda.

ETCÉTERA

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2021-05-09T07:00:00.0000000Z

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