HUESCA. Los feriantes aragoneses vuelven a enfrentarse a un verano con casi todo en contra para el desarrollo de su actividad ligada a la celebración de las fiestas patronales, al menos en lo que se refiere a la Comunidad Autónoma. La orden del 7 de mayo incrementa de cuatro a 12 el número de atracciones que pueden instalarse en un recinto abierto, con autorización excepcional de los ayuntamientos y manteniendo el 50% de aforo. Empresarios del sector comentan que esto es algo que «sería viable si hubiera algún tipo de fiesta».

José Sada, de la empresa Atracciones Sada, señala que el coste no es el mismo para un recinto con cuatro instalaciones que con 12. «Hace falta una mayor vigilancia y más medidas de control», apuntó. Según dijo, la gran dificultad de las ferias es regular el aforo, más fácil cuando la dimensión es menor. Sada abrió un carrusel, un tren y una churrería a finales de marzo en la plaza de San Antonio de Huesca. Abren los fines de semana y festivos así como las vísperas de esas jornadas hasta el 31 de este mes. «Cuando desmontemos aquí, nuestro futuro cercano se queda en el aire», afirmó José Sada. Según dijo, «en septiembre y octubre se acude a alguna feria pero en julio y agosto es cuando tienen lugar las fiestas mayores en las que hay más público». Su empresa está pendiente de la decisión que tomen otras comunidades limítrofes y el Principado de Andorra, donde parece que sí habrá celebraciones patronales.