ZARAGOZA. Juanjo Jiménez ha trabajado durante 12 años como baterista en orquestas de Aragón, Navarra y La Rioja recorriendo toda España. En su agenda había hasta 150 bolos al año, especialmente entre abril y octubre, la temporada álgida. En 2020 entró a formar parte de la formación aragonesa Grupo Magia Negra, pero la pandemia se cruzó en su camino.

Cuando habla lo hace también como uno de los portavoces de MUTE (Movilización Unida de Trabajadores del Espectáculo). «Todo el mundo entiende que las fiestas al uso, como eran antes, no pueden celebrarse. El problema de las orquestas es que se nos asocia a actos multitudinarios que no se pueden controlar, pero también somos una actividad cultural segura. Un ayuntamiento nos puede contratar perfectamente para una actuación en la que la gente esté sentada o no se mueva de su sitio», reivindica. Él, como muchos compañeros, se ha buscado la vida a través de empresas de trabajo temporal.

Critica que las instituciones han dejado a este sector «completamente olvidado y vendido a su suerte». Siempre ha tenido un «plan B», es diplomado en Empresariales. Sigue «estudiando» y preparándose por si «algún día se dan las condiciones para volver a los escenarios». Una vuelta que, tiene claro, será «muy complicada», ya que muchos empresarios «están en un agujero y no van a tener ayudas directas para reflotar sus equipos». «A largo plazo el panorama es dramático», concluye.