La comparecencia de la concejal de Hacienda, María Navarro, para explicar la compra de su móvil (primero a costa del erario y, después, de su bolsillo) se presumía tensa. Pero la controversia derivó en un lodazal de excesos verbales, cuando no insultos, que enfangó la sesión hasta la frontera del sonrojo.

El rifirrafe tuvo una previa con la edil socialista Ros Cihuelo, que aludió a la compra de una docena de churros, por 3,60 euros, para acompañar un café que se ofreció a unos diputados provinciales.

Después llegó la discusión sobre el Iphone 11 de Navarro. Ella relató que solicitó el mismo teléfono que venía usando sin saber que ese modelo iba a suponer un sobrecoste, dado que está fuera del catalogo que utiliza el Ayuntamiento. Dijo que el móvil que utiliza es «una herramienta imprescindible de trabajo» y que pese a sus 256 Gb paga de su bolsillo un aumento de capacidad en la nube para dar cabida a los miles de archivos que acumula.

«Si hubiese sabido que suponía un sobrecoste, jamás lo habría pedido», afirmó. Es más, cuando se enteró del «lío», optó por sufragar los 1.200 euros que cuesta el terminal con su dinero. «Es un teléfono que se podría haber pagado con dinero público, pero por honorabilidad y por dar ejemplo, lo he pagado de mi bolsillo», afirmó.

A partir de ahí, el debate se crispó. Fernando Rivarés, de Podemos, llegó a hablar de «presunta delincuencia». «Como mínimo es de muy poca vergüenza», dijo. Alberto Cubero, de ZEC, apuntó que la concejal piensa que «el cortijo es suyo». «¿Se acuerdan de la jarana de la gomina?», rememoró. Cihuelo, más que la adquisición, criticó «la soberbia» que a su juicio tiene Navarro. Carmen Herrarte, de Cs, habló de los indultos, de Bildu, del «numerazo» de las balas a Pablo Iglesias y del Mercedes de Cubero (un vehículo de segunda mano que costó 4.200 euros).

Navarro repasó los teléfonos de sus antecesores (citó un Iphone 5S de 2015 del edil de ZEC). «Ni Cubero ni Rivarés han pagado el teléfono de su bolsillo. Jamás podrán empatarme», afirmó. «Es un pijo comunista», le dijo a Cubero, al que acusó de aprovecharse del sistema que quiere «destruir» para «cobrar calentita la nómina».