De paisajes alpinos de alta montaña y entornos glaciares a climas mediterráneos con estepas. La Rioja es la comunidad más pequeña de España en tamaño, pero una de las más grandes en lo que a biodiversidad se refiere.

En esta región confluyen el Parque Natural de Sierra de Cebollera, en el Camero Nuevo, refugio atlántico en un mundo mediterráneo; la Reserva de la Biosfera de los valles del Leza –que comprende el Camero Viejo–, Jubera, Cidacos y Alhama; y otros seis espacios naturales integrados en la Red Natura 2000, algunos ya incluidos en la red europea de Zonas de Especial Protección para las Aves.

Esta diversidad de paisajes concentra más de 650 kilómetros de itinerarios verdes y más de 200 alojamientos rurales, convirtiéndola en el destino idóneo para los amantes del ecoturismo.

Flora, fauna y geología

La baja densidad de población en las zonas naturales y la escasa masificación de los parajes citados convierten a esta comunidad en un lugar único para desconectar y conectar en la naturaleza.

Buen ejemplo de ello son las Rutas del Silencio de la Reserva de la Biosfera, que enseñan a valorar y redescubrir el paisaje y la biodiversidad a través del sonido, o la certificación de la Reserva de la Biosfera como Destino Turístico Starlight, con el que se reconoce la envidiable calidad del cielo nocturno para contemplar las estrellas.

Otra de las propuesta más interesantes de la zona –y de gran interés para el turismo familiar– es el Geoparque de Huellas de Dinosaurio de La Rioja, que aspira a contar con el reconocimiento de patrimonio geológico mundial de la Unesco, dado su alto valor para el conocimiento de la historia de la Tierra. Al menos 170 yacimientos, con más de 11.000 huellas de dinosaurio distribuidas en 22 municipios de los valles del Leza, Jubera, Cidacos y AlhamaLinares hacen de esta zona una de las más importantes a nivel geológico.

Este geoparque cuenta también con una red de centros de interpretación, como el de Enciso e Igea y las aulas de Cornago y Muro de Aguas, que permiten conocer La Rioja de la época del Cretácico Inferior y la forma en que los animales se relacionaban entonces. En lo que respecta a los yacimientos, en el valle del Alhama y Linares, el visitante hallará las huellas de dinosaurio más antiguas; mientras que los valles del

Leza y Jubera, en La Pellejera, se encontrará con el yacimiento con el mayor número de huellas, casi 800 catalogadas.

Por otra parte, los centros de interpretación de Sierra de Cebollera y el centro de la Trashumancia de Venta de Piqueras en Lumbreras son un excelente ejemplo de educación ambiental.

Turismo activo

Para quienes buscan emociones más fuertes, La Rioja ofrece también una nutrida oferta de turismo activo, con actividades náuticas en el pantano de El Rasillo, los viajes en globo en La Rioja Alta o las rutas en ‘segway’, ‘quads’ o a caballo entre mares de viñedos.

Para los amantes de las dos ruedas, la ruta de los tres valles –Najerilla, Leza e Iregua– es la idónea para que los moteros disfruten de la carretera, mientras que las rutas europeas Eurovelo 1 y 3 hará las delicias de los más ciclistas. A ello se suma el paso del Camino de Santiago, que deleita al caminante con paisajes de campos de cereal y viñedos centenarios.

Tierra Rapaz; el jardín botánico de La Rioja, la Cueva de los Cien Pilares de Arnedo, el Parque de Lumbreras Riojaventura o Barranco Perdido, el parque de paleoaventura de Enciso en el que sentirse paleontólogo por un día, completan la oferta de esta comunidad y confirman que es un destino de naturaleza por excelencia.

La escasa masificación hace de La Rioja un lugar único para desconectar y conectar en la naturaleza