HUESCA. La Gendarmería francesa ha pedido muestras dentales y de ADN a la familia de Esther Dingley, la montañera inglesa de 37 años de edad que desapareció el 22 de noviembre de 2020 cuando hacía una ruta por el valle de Benasque, para comprobar si los huesos hallados la semana pasada cerca de donde desapareció le pertenecen.

Un corredor de montaña encontró el pasado viernes por casualidad unos huesos en esa misma ruta, concretamente en el puerto de La Glera, en el Pirineo francés. Hasta el lugar se desplazó una patrulla del Grupo de Rescate e Intervención en Montaña (Greim) de Benasque, pero al ver que estaba en territorio francés dejó el caso en manos de las autoridades galas, que están analizando los restos en Toulouse.

Según informa la prensa británica, la madre de la montañera, Ria Bryant, de 74 años, se trasladó hace unos meses a la localidad francesa de Bagneres de Luchon, al otro lado del valle de Benasque, para seguir de cerca la investigación de la desaparición de su hija. Desde allí ha explicado que la policía francesa le ha pedido los registros dentales de Esther –que tiene que hacer llegar a través del consulado de Burdeos– y también una muestra de ADN suya.

Además, la madre indicó que de momento la Gendarmería francesa no ha encontrado ninguna pertenencia de su hija, ni ropa, ni la tienda de campaña amarilla que llevaba, ni tampoco la mochila gris y roja que portaba. Una de las posibles hipótesis es que un animal hubiera trasladado los huesos de lugar.

Dingley, que era una montañera experimentada, desapareció el 22 de noviembre de 2020 tras enviar por el teléfono móvil unos ‘selfies’ desde la cima del pico Salvaguardia. Desde allí había planeado cruzar a Francia antes de volver a atravesar la frontera por el puerto de La Glera. Su pareja avisó de que no tenía noticias de ella desde hacía tres días. Los agentes de la Guardia Civil pusieron en marcha un operativo de búsqueda que localizó su coche aparcado en Benasque.