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David Valero, bronce en ciclismo de montaña

● El corredor logra la segunda medalla olímpica para España

JOSÉ ANTONIO DIEGO

TOKIO. La segunda medalla española en los Juegos de Tokio llegó, de forma tan brillante como inesperada, del circuito de bicicleta de montaña, donde el granadino David Valero fue ganando posiciones, tras una complicada salida, hasta trepar al tercer peldaño del podio. Valero, un gigante de 1,90 metros de estatura y 32 años, regaló al equipo olímpico español su segunda medalla en Tokio, después de la presea de plata obtenida por la taekwondista madrileña Adriana Cerezo.

Del puesto 35 en la primera de las siete vueltas al circuito hasta la medalla, tal fue la remontada que protagonizó el ciclista de Baza, que sufrió tropezones en el tumulto de la salida y empezó la carrera muy retrasado. Nadie contaba con él como posible medallista en Tokio, como tampoco estaba en los pronósticos su ahora mentor, Carlos Coloma, en Río 2016 –y luego fue bronce–; pero el gran golpe del granadino se ha cocido a fuego lento, como colofón de una larga y briosa recupeespañoles ración. Por momentos, sobre el duro y técnico circuito japonés, Valero llegó a tener el mejor ritmo de todos, de ahí que fuera cazando a sus rivales, uno tras otro. El último, el suizo Nino Schurter, una leyenda viva de la bici de montaña (una vez campeón olímpico y ocho mundial), al que arrebató la medalla de bronce por sólo ocho segundos.

En el kilómetro 25 el título ya estaba asegurado para el británico Thomas Pidcock, que se había escapado en el quinto giro, pero fue en ese punto donde Valero llegó a la altura del reducido grupo que se iba a jugar las otras dos medallas. Pese al enorme desgaste de la remontada, Valero aún tuvo fuerzas para dejar atrás a Schurter, al francés Victor Koretzky, al neozelandés Anton Cooper y al rumano Vlad Dascalu, evitando un azaroso esprint.

Por delante del granadino, sólo Pidcock y Flueckiger. España se le había quedado pequeña a Valero, después de conquistar cinco títulos nacionales en los últimos años. En Tokio se ha consagrado entre los grandes, aprovechando la plaza vacante que dejó la temprana caída del gran favorito, el belga Mathieu Van der Poel, cuatro veces campeón mundial de ciclocross.

Hasta estos Juegos de Tokio, Valero sólo había hecho dos podios internacionales: en 2017 fue segundo en la Copa del Mundo de Nove Mesto (R. Checa), y al año siguiente tercero en el Europeo de Glasgow. Valero inscribe su nombre en la reducida lista de que han ganado medalla olímpica en bicicleta de montaña. El primero fue José Antonio Hermida, plata en Atenas 2004, y el segundo Carlos Coloma, bronce en Río 2016. Pidcock, corredor del equipo Ineos de 21 años, fue el mejor tras la desgracia de Van der Poel, pero en el podio, por segunda edición consecutiva de los Juegos Olímpicos, hubo un español con el que nadie contaba la víspera de la prueba.

Cúmulo de emociones

«Me gustaría dedicar esta medalla a toda España, y agradecer todos los ánimos que hemos recibido durante todos estos días», explicó Valero al finalizar la prueba, ya con el bronce asegurado. «Me acuerdo mucho de toda la gente del ciclismo y de quienes me han apoyado en esta larga trayectoria», manifestó el ciclista español, quien todavía estaba empezando a asimilar la presea conseguida. «No he podido parar de llorar. Ha sido un cúmulo de emociones al terminar la carrera. Todavía no soy consciente de haber ganado un bronce en los Juegos Olímpicos», apuntó.

«El calor y la humedad han jugado a mi favor, soy del sur de España y ha ayudado. Al final tenía a pocos segundos la medalla. Entonces pensé en mi hijo y en mi familia, y empecé a darle a los pedales como si no hubiera un mañana», declaró Valero.

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2021-07-27T07:00:00.0000000Z

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