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Benasque, día uno

● El Huesca completó una exigente primera jornada de su concentración veraniega en la que destacó el buen ambiente

EMILIO RALLA

BENASQUE. Esfuerzo físico y mucho balón, pero también tiempo para relajarse, pasear, no descuidar el gimnasio y los masajes, e incluso darse reparadores baños de agua fría en el Ésera. La SD Huesca completó ayer su primer día de trabajo en Benasque, su recuperado lugar de concentración veraniega tras el paréntesis del año pasado al que llegó a última hora de la tarde del domingo y en el que permanecerá hasta pasado mañana. Una estancia más escueta de lo acostumbrado que el entrenador Nacho Ambriz quiere aprovechar al máximo como bien quedó patente desde el primer momento.

Amparándose en el frescor matinal con el que se despereza la localidad ribagorzana -solo Mikel Rico y Galán, al que se les unió después Pulido tras los primeros ejercicios, se aventuraron a retarlo en camiseta de tirantes- los 26 jugadores que componen la expedición, quince del primer equipo y once canteranos, iniciaron puntuales el primer entrenamiento del día en el campo de Los Escuadros a las 9.00. En éste predominó el trabajo de índole física, casi siempre con el esférico entre los pies, elemento también presente en la sesión de la tarde en la que los futbolistas fueron aún más exigidos, aunque de forma lúdica, y en la que estuvieron acompañados por un nutrido grupo de aficionados y curiosos, muchos de ellos niños.

El objetivo, al margen de seguir adquiriendo un buen fondo físico y de profundizar en los conceptos futbolísticos que se quieren desarrollar, es también cohesionar a los futbolistas. En este sentido, el buen ambiente se pudo considerar la tónica dominante en una primera jornada en la que no faltaron las pequeñas bromas y los chascarrillos. Los jugadores, por ejemplo, hicieron chanza de un fallo de pronunciación del preparador físico Luis Martínez a la hora de llamar a

Seoane. Además, como es lógico, en las más de dos semanas de pretemporada que han transcurrido, ya se han ido creando afinidades entre unos y otros. Cristian Salvador y Antonio Valera son inseparables, otro de los nuevos, Marc Mateu, se arrima a veteranos como Jorge Pulido y la mayoría de los canteranos acostumbran a ir juntos.

Algunas de las actividades tradicionales tampoco faltaron. Tal fue el caso del baño en el Ésera. Acompañados por el técnico asistente Adrián Sipán varios futbolistas se atrevieron a sentarse en el cauce del río a modo de crioterapia para los músculos. Los primeros valientes fueron Javi Galán y Andrés Fernández, reticentes en un primer momento por la frialdad del agua. Más decidido fue Mikel Rico, que incluso se atrevió a zambullir la cabeza.

Los sustos del día los protagonizaron Joaquín y Escriche, que notaron molestias musculares pronto solventadas. Además, Ambriz siguió con sus habituales charlas personales con varios jugadores. Especialmente larga fue la que mantuvo con Juan Peñaloza. El extremo colombiano, cedido la temporada pasada al Racing de Ferrol y cuyo destino en la próxima aún no está claro, está teniendo que actuar como lateral derecho a la espera de que lleguen refuerzos.

Dejando a un lado los rondos, los partidillos, las sesiones de tiro y los circuitos físicos, uno de los ejercicios más llamativos tuvo como meta marcar en una de las dos miniporterías dispuestas al final de un pasillo formado por jugadores ‘armados’ con pelotas gigantes de plástico. Los primeros, como Nwakali, que ni siquiera pudo salir ante el chaparrón que se le vino encima, pagaron la novatada. Pulido fue pillo y marcó gol desde la posición inicial y otros como Siovas y Ronald mostraron su fortaleza manteniéndose firmes ante los balonazos.

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2021-07-27T07:00:00.0000000Z

2021-07-27T07:00:00.0000000Z

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