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La quinta ola acaba con 5.100 fallecidos y 1,17 millones de nuevos contagiados

● La incidencia acumulada cae a 91 casos, el nivel más bajo en trece meses, y los expertos creen que ya no habrá grandes picos de transmisión

ÁLVARO SOTO

MADRID. El 22 de junio, España inauguraba con ilusión un verano que por fin se planteaba como casi normal, con vacunaciones masivas, cada vez menos restricciones y la incidencia acumulada en los 92 casos, el nivel más bajo desde hacía un año. Pero la covid19, tan traicionera, no estaba dispuesta a dar ni una pequeña tregua. Justo ese día los periódicos hablaban de un macrobrote en Mallorca entre estudiantes en viaje de fin de curso que iba a acabar dejando más de 1.100 contagios y que fue el símbolo de una quinta ola que ha resultado mucho más dramática de lo que nadie esperaba.

Ayer, la incidencia se quedó en 91,21 casos, el nivel más bajo desde el 10 de agosto del año pasado, hace trece meses, y la quinta ola ya se da por terminada, pero desde el 20 de junio, la covid-19 ha dejado un pico de 700 casos por cada 100.000 habitantes (701 el 27 de julio), 1.172.104 nuevos contagios, hasta el 22% de las uci ocupadas (el 9 de agosto) y sobre todo, 5.131 muertos, una cifra muy alta si se tiene en cuenta que prácticamente el 100% de la población de riesgo (por encima de los 70 años) estaba vacunada con la pauta completa en esas fechas.

«En la quinta ola ha habido una especie de ‘anti-inmunidad de grupo’», analiza Pedro Gullón, profesor de Medicina Preventiva en la Universidad de Alcalá de Henares. «En junio se produjo una explosión enorme de casos entre los jóvenes, que estaban sin vacunar, en lugares como las discotecas y con la variante delta, lo que agravó la situación. Pero respecto al gran número de casos reto gistrados y a los niveles altísimos de incidencia, la letalidad y el impacto sanitario, sobre todo en los hospitales, han sido bajos gracias a la vacunación. Hemos llegado a niveles de circulación propios de los peores momentos de la pandemia, pero a la vez, hemos estado protegidos», subraya Gullón.

En términos similares se expresa el epidemiólogo asturiano Usama Bilal, profesor en la Drexel University de Filadelfia (Estados Unidos). «La quinta ola ha tenido un carácter de edad muy marcado. Las razones para este patrón especial las encontramos en la estrategia de vacunación en España, que ha seguido a un sistema de priorización por edades, lo que hizo que tuviésemos una tasa vacunal altísima en gente más mayor y una tasa vacunal muy baja en los más jóvenes (especialmente el grupo de 12 a 29)». «Dado que los jóvenes (y el resde la población)», continúa Bilal, «se juntan con gente de su misma edad, en este caso, gente sin vacunar, en espacios cerrados y mal ventilados, tuvimos la combinación perfecta. La buena noticia es que esa tasa vacunal alta en los mayores redujo el impacto de hospitalizaciones y fallecidos. En definitiva: esperable, pero no tan catastrófico como hubiese sido sin haber tenido a los mayores vacunados».

La curva de la incidencia acumulada desde el inicio de la pandemia se parece a una montaña rusa, con grandes subidas y caídas (primera, tercera y quinta olas) y otras más pequeñas (segunda y cuarta). Pero con tres de cada cuatro españoles ya vacunados con la pauta completa, ¿habrá una sexta, una séptima o una octava ola? La semana pasada, en León, el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), Fernando Simón, ya adelantó que no es probable que haya «grandes olas epidémicas», aunque tampoco descartó «alguna ondulación, en grupos concretos y que no lleguen a ser grandes brotes. «Pero la situación de España», dijo, «es muy muy favorable y eso nos permite con prudencia ir normalizando la situación».

Lejos del final del virus

«Habrá aumentos de transmisión y tendremos que ver a qué niveles. No vamos camino de la eliminación total de virus ni en España ni en el mundo. De hecho, los países que han planteado estrategias de ‘covid cero’ ahora están en altas incidencias y se están encontrando con dificultades para reducir los contagios», señala Pedro Gullón, que confía en una amplia vacunación de los jóvenes e incluso, en el futuro, de los menores de 12 años para reducir las infecciones y las hospitalizaciones. «Pero seguiremos conviviendo con el virus y hay que mantenerse muy vigilantes. La covid continúa circulando por todo el mundo y habrá que estar pendientes de que no surjan variantes que tengan escape vacunal».

Bilal, por su parte, confía en que la covid se convierta en «una enfermedad endémica, que cause casos aislados o pequeños brotes sin provocar epidemias (es decir, con una incidencia baja a nivel poblacional), y que cuando lo haga los casos sean leves gracias a la vacunación». «La clave ahora es que podamos pasar de tener un sistema de vigilancia epidemiológica de pandemia a uno que pueda funcionar en la normalidad y que nos permita detectar si existen aumentos de casos de manera descontrolada, más brotes...».

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2021-09-18T07:00:00.0000000Z

2021-09-18T07:00:00.0000000Z

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