LA PALMA. La erupción del volcán Cumbre Vieja ha alterado la vida de los isleños residentes en la zona sur de La Palma. Pese a que el plan de evacuación estaba en marcha después de varios días en los que se produjeron miles de pequeños seísmos, los vecinos de Las Manchas (un barrio que pertenece a los municipios de El Paso y Los Llanos de Aridane, dos de los más afectados) tuvieron que abandonar de forma precipitada sus casas. «Oímos un estruendo que al principio pensábamos que era otro terremoto, pero vimos una columna de humo justo en la misma ladera y pendiente. Pensamos que había una alta probabilidad de que la lava bajara a la vivienda», relata Rayco Lea, en El Paso.

Tras varias explosiones, la montaña de La Palma comenzó a escupir ceniza, humo y lava, materiales que salieron primero por dos fisuras o bocas eruptivas en sendos lugares diferentes del monte que luego se convirtieron en ocho. Una de las imágenes de las últimas horas muestra cómo la lava se lleva por delante una vivienda. En un vídeo grabado por un vecino se puede escuchar: «Qué pena, toda la vida trabajando para esto. Increíble. Vámonos de aquí». Un testimonio desolador que convive con otros de solidaridad, como el de Juan Rodríguez, vecino de Los Llanos, que ofrece una vivienda para las personas evacuadas.

«Justo esta mañana he estado cazando por esa misma zona. Temblaba un poco el suelo, primero era un zumbido y luego se oyeron como truenos», comenta Francisco Machí, que mide el tiempo que le queda para abandonar su hogar. «A la velocidad que avanza la lava, en uno o dos días tendré que dejar mi casa». «Esto es algo bonito de ver pero también es una catástrofe, porque mucha gente está perdiendo todo lo que tiene», sentencia.

«Tengo mucho miedo, jamás pensé que sería evacuada de mi casa», asegura Luz María, una vecina de El Paso que ha tenido que salir de su domicilio tras pasar «todo el día y toda la noche temblando y esperando la erupción». Marta, residente en Las Manchas, aduce que el volcán había reventado cerca de su casa, a unos dos kilómetros, por lo que ha tenido que salir con sus padres, su pareja y su hermano en dirección al campo de fútbol de El Paso, donde tendrá que esperar a que mejore la situación. «No nos queda otra», dice resignada.

Otra de las vecinas evacuadas como medida de prevención ha relatado a los medios que siente «tristeza» porque no se sabe «qué va a pasar» y si la lava «se va a llevar por delante» su casa. «No me ha dado tiempo a coger nada», apostilla la mujer, que ha dicho que llevaba «días sintiendo temblores y escuchando sonidos como de truenos».

«Como 20 aviones»

«El ruido proveniente del volcán, suena como veinte aviones de combate despegando y es extremadamente fuerte, es increíble», evoca Jonás Pérez, un guía turístico local.

Noelia García, alcaldesa de los Llanos, una de las zonas más próximas al volcán, explica que en el año 1949 el barrio de Las Manchas ya sufrió las consecuencias de la erupción del volcán San Juan. «Hay personas en la zona que todavía viven que ya han sufrido tres volcanes», dice en alusión también a la erupción del Teneguía en 1971. La regidora cuenta que debido a las erupciones producidas durante la noche, «el paisaje es absolutamente diferente», de modo que es imposible reconocer por dónde pasaban las carreteras.

María del Pino dejó su casa y se fue con lo justo: un poco de ropa, un zumo y un botellín de agua. Nada más. No había tiempo para preocuparse de sus mascotas. «Fue un momento muy angustioso, algunos vecinos gritaban, los niños lloraban...», apunta la evacuada, quien horas después, al ver que el fuego en principio no iba a llegar a su casa, decidió retornar a su hogar. «Es un espectáculo increíble que da pánico. Tengo muchísimo miedo», admite Del Pino, para quien el abandono de su casa fue traumático.