Diez artistas aragoneses han pintado una escultura en blanco del propio Francisco de Goya en la que han plasmado con sus pinceles lo que para ellos supone la figura del pintor aragonés que se convirtió en genio universal. Con sus obras se ha creado un itinerario urbano digno de ser fotografiado.

En pleno casco histórico de Zaragoza y con la basílica del Pilar de fondo, la escultura de Goya que Teresa Ramón ha pintado se alza imponente ante las curiosas miradas de los viandantes.

«Este proyecto me interesó antes incluso de ver la figura –reflexiona la artista–. Goya es el más universal de los pintores españoles, el que se adelantó al impresionismo, al expresionismo, al Artbrut; también porque estuvo mucho tiempo luchando contra todo, porque lamentó toda su vida que España no se hubiera unido al movimiento liberal que hizo progresar tanto a otros países… ¡en fin! El proyecto ha sido todo un reto, especialmente por mi enorme respeto hacia él».

La fascinación de Teresa Ramón por el maestro aragonés es palpable, tanto en sus palabras como a través de esta escultura, que se puede admirar en la intersección de calle de Alfonso I con el Coso. «He enfocado la obra poniéndola en su tiempo; con todos sus demonios interiores, su dolor y su ira», explica la artista.

El estímulo para elaborar esta obra le vino de todo el espectro de emociones que le trasmite el personaje de Goya. «Me he inspirado en lo que siento por él, admiración y dolor», añade.

Está minuciosamente pintada a pincel, utilizando acrílicos y pigmentos; sin duda, un trabajo duro y meticuloso. Además, según cuenta la artista, las grandes dimensiones de la figura le han obligado a subirse a una escalera para poder pintar la cabeza.

Teresa Ramón está encantada con el lugar elegido para exponer su escultura. «El emplazamiento me parece magnífico. Mis amigos de Zaragoza me han comentado que está en un lugar por donde pasa todo el mundo», señala Teresa.

El alma que ha puesto la artista en la obra, así como la fragilidad del material y la ardua labor que conlleva, merece el respeto y consideración de todos los ciudadanos. Acercarse a ver esta escultura merece la pena.