HUESCA. Los nueve meses de incertidumbre vividos por la familia del montañero aragonés Andrés Funes podrían haber tocado a su fin. Las autoridades francesas confirmaron la localización el lunes de unos restos humanos que posiblemente corresponden al abogado de Huesca desaparecido a finales del año pasado al otro lado de los Pirineos. Así lo indican al menos los enseres encontrados junto al cuerpo, aunque habrá que esperar al resultado de las pruebas de ADN para determinar la identidad.

Funes, zaragozano residente en Huesca desde hace años, donde ejercía como abogado, desapareció el 19 de diciembre en el valle francés de Aspe, al otro lado de la frontera de Somport, donde tenía una segunda residencia. La Gendarmería halló su coche, con el teléfono móvil de trabajo dentro, en un parquin que es punto de partida de excursiones. Pese al intenso rastreo llevado a cabo en las semanas siguientes, por parte de las fuerzas de seguridad, voluntarios y allegados, no se le localizó.

Los restos aparecieron el lunes por la tarde en el valle de Lescún, según confirmó la Fiscalía de Pau a la prensa francesa. Los halló un empleado del Ayuntamiento de Lescún a dos horas a pie del refugio de Laberouat. Hasta allí se desplazaron gendarmes del pelotón de rescate de alta montaña (PGHM), la brigada de Oloron y la unidad criminal de la capital del departamento de los Pirineos Atlánticos.

La Gendarmería se puso en contacto el mismo lunes con los allegados de Funes para comunicarles el hallazgo. Junto al cadáver encontraron unos enseres que coincidían con los que llevaba el desaparecido, según confirmó a este periódico un familiar. «La chaqueta y el calzado, por el color, se corresponden con los suyos», comentó, aunque el cadáver fue trasladado a Pau para realizarle la autopsia y las pruebas de ADN que permitan corroborar la identidad. «Nos han dicho que tardarán varios días».

La familia ha mantenido un par de conversaciones con la Gendarmería desde entonces, pero desconoce los detalles del hallazgo. «Sabemos que apareció a unas dos horas del refugio, en el valle de Lescún», indicó la persona allegada. «Por allí se le estuvo buscando, pero es una zona muy amplia». Además, la nieve (era avanzado el mes de diciembre) pronto lo cubrió todo obligando a interrumpir el rastreo.

Según los familiares, «parece que fue un accidente de montaña, que es lo que siempre hemos pensado». Han recibido la noticia «con mucha tristeza», pero con el alivio que supone dar por fin con su paradero.

La posible aparición de Andrés Funes se produce dos meses después de la localización del cuerpo de otra montañera que también tuvo en vilo a los equipos de rescate, la inglesa Esther Dingley, perdida en Benasque unos días antes, el 22 de noviembre, y también encontrada al otro lado de la frontera. Un corredor de montaña dio con el cráneo y días más tarde su pareja halló cerca el resto del cadáver y sus pertenencias, una tienda de campaña amarilla y una mochila gris y roja.