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Biden no logra recuperar la confianza de los aliados

El presidente de EE. UU. promete en la Asamblea de la ONU abrir un nuevo ciclo basado en la diplomacia sin rechazar las soluciones bélicas del pasado

CAROLINE CONEJERO

NUEVA YORK. En su primer discurso ante la Asamblea General de la ONU el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, trató ayer de reafirmar su compromiso para recuperar el liderazgo norteamericano en el escenario mundial ante el escepticismo, y cierta hostilidad, de la comunidad internacional después de la salida de Afganistán, la política sanitaria americana durante la pandemia y el nuevo acuerdo de defensa unilateral que ha ofendido a Francia.

Biden enfocó su alocución en anunciar una nueva era en los asuntos globales y exhortó a los aliados a actuar de manera rápida y cooperante para abordar los problemas exacerbados por la covid19, el cambio climático y los abusos contra los derechos humanos. Se comprometió a duplicar la ayuda financiera los países más pobres para que afronten una transición a energías más limpias y hagan frente a los devastadores efectos del cambio climático. Un gesto que se traduciría en 11.400 millones de dólares al año (9.980 millones de euros) frente a los 5.700 (4.860) aprobados hace cinco meses. Su objetivo es arrancar a las naciones ricas el compromiso de 100.000 millones de ayuda anual, aunque un estudio reciente revela que precisarían del doble.

El nuevo compromiso paliaría la escasez de recursos de los países más necesitados para frenar las emisiones de gases, un problema creado fundamentalmente, en palabras del primer ministro británico, Boris Johnson, por Estados más poderosos.

Biden, que antes de su reunión el lunes por la noche con el secretario general Antonio Guterres reiteró ante la prensa su mantra de que «Estados Unidos está de vuelta», resaltó ayer en su discurso ante la Asamblea su total respaldo a la ambición de Naciones Unidas en un momento difícil de la historia. Tras cerrar el capítulo de guerra en Afganistán, Biden quiso abrir uno nuevo centrado en la diplomacia y el trabajo con aliados y socios para resolver los problemas que no pueden ser solucionados por la fuerza militar.

Fría recepción

Aunque no fue abucheado como Donald Trump en su día, se enfrentó a una fría recepción de gran parte de la comunidad internacional, con una lista de quejas que incluye criticas a la gestión de la retirada de Afganistán, el supuesto acaparamiento de vacunas y la continuación de la política del expresidente de deportar a la mayoría de los inmigrantes. Pero entre las censuras destacó la airada reprimenda del ministro de Relaciones Exteriores francés, Jean-Yves Le Drian, que acusó a Biden de unilateralismo e imprevisibilidad, y de comportarse como Trump por excluir a París de un lucrativo acuerdo de submarinos nucleares con destino a Australia.

El diplomático galo enfatizó la brutalidad del anuncio y la falta de respeto por uno de sus aliados más antiguos, y proclamó abierta una «crisis de confianza» entre ambos países. Le Drian señaló que el episodio ha puesto en evidencia el potencial conflicto de objetivos entre EE. UU. y Europa en Asia, con menos puntos en común de lo que se presumía.

Ya el lunes los principales líderes de la UE acusaron sin rodeos a Biden de deslealtad a la Alianza Atlántica y le exigieron explicaciones por engañar a los socios europeos al forjar un nuevo pacto estratégico con Reino Unido y Australia en el Indo-Pacífico asiático. De la boca del presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, salieron las recriminaciones más ácidas. Cuestionó si EE. UU. estaba realmente de vuelta y a dónde. Reprochó a Biden no consultar a la UE sobre el tratado Aukus, después del acuerdo forjado en la cumbre del G-7 en Gran Bretaña en junio de crear un frente común para contrarrestar a China. El alto consejero europeo llegó a plantear la perspectiva de una grave y prolongada ruptura entre las potencias occidentales tras un episodio que ha fracturado los principios elementales de transparencia y lealtad de la alianza.

Además, en una entrevista en la CNN, la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, se mostró consternada por el inaceptable trato a Francia y el desdén a los socios europeos, al tiempo que exigió explicaciones a Biden para aclarar la situación antes de continuar adelante.

La Casa Blanca levantó inmediatamente las restricciones de viaje como medida para contentar a los europeos, pero no consiguió aplacar las críticas. Los observadores norteamericanos tratan de quitar hierro al contencioso en un intento de reducirlo a una mera disputa comercial entre París y Canberra, más que una causa legítima para romper relaciones.

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2021-09-22T07:00:00.0000000Z

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