ZARAGOZA. Empresas e instituciones empezarán a aplicar hoy el nuevo decreto de ahorro energético, que limita la temperatura de negocios y administraciones a 27 grados –a excepción de aquellos establecimientos en los que se desarrolle ejercicio físico, que podrán bajar hasta los 25–, y obliga a apagar escaparates y edificios públicos a las 22.00. El Ayuntamiento de Zaragoza dejará de iluminar el exterior de inmuebles tan emblemáticos como el palacio de Montemuzo, el Teatro Principal, el Mercado Central o Etopia en aplicación del plan de choque del Ejecutivo central. Todos tendrían que haberse encendido a las 21.30, pero, al tener que apagarse obligatoriamente a las 22.00, el Consistorio ha optado directamente por renunciar a esa media hora de luz.

Los hay, como el Mercado Central, que ya han hecho efectiva la medida, promoviendo incluso una reducción del consumo del 30% en su interior. En lo que respecta al alumbrado público ornamental, la orden es que todas las luces se apaguen a las 22.00. En el caso de los puentes, se mantendrán encendidas las farolas –que entran dentro del alumbrado público– para garantizar la visibilidad, pero se renunciará a todos aquellos focos que tengan un componente ‘estético’.

Más dudas hay sobre qué ocurrirá con la basílica del Pilar. Ayer todavía no estaba claro si la decisión corresponde al Ayuntamiento o al Cabildo, una cuestión que tendrán que aclarar en las próximas horas. No obstante, desde el Consistorio adelantaron que, si finalmente es de su competencia, las luces se apagarán a las 22.00.

Algo parecido ocurre con la sede de la Diputación Provincial de Zaragoza (DPZ), en la plaza de España. La institución provincial dice que depende del Ayuntamiento porque va con el alumbrado público, pero desde PP-Ciudadanos aseguran que no es así.

El Consistorio zaragozano emitió ayer una nueva instrucción firmada por el coordinador general de Urbanismo con el nuevo protocolo a seguir. En él se advierte de que en los últimos meses se están sufriendo costes «de hasta ocho veces más que en el año anterior por las mismas fechas» como consecuencia de la invasión rusa de Ucrania. Tanto es así que «se han llegado a disparar puntualmente hasta los 700 euros por megavatio hora» en los picos de consumo.

La instrucción recoge, entre otras medidas, que los horarios de refrigeración y calefacción «se ajustarán al mínimo necesario para garantizar la temperatura de confort establecida», así como que la calefacción se apagará a finales de marzo y se encenderá a principios de noviembre «salvo circunstancias excepcionales».

Recuerda, asimismo, que puertas y ventanas deberán mantenerse cerradas fuera del horario laboral, quedando «expresamente prohibido» dejarlas abiertas las horas en las que estén funcionando los sistemas de climatización.

El presidente de la DPZ, Juan Antonio Sánchez Quero, envió ayer una instrucción a todos los servicios de la institución para que se cumplan en todos los servicios las nuevas normas en materia de climatización e iluminación que comenzarán a aplicarse desde hoy. En lo referido a los cierres de puertas, la sede de la Diputación, aseguraron desde este organismo, ya cuenta con un sistema adecuado que permite no despilfarrar energía. Lo más evidente para el ciudadano será el ‘apagón’ desde las 22.00 de aquellos inmuebles cuyo alumbrado depende de esta administración y que no interfiere en la seguridad de los mismos. Entre ellos se encuentran la sala 4 Espacio en la capital aragonesa, el monasterio de Veruela y el torreón de Navardún.

Un compromiso con matices

El propio presidente de Aragón, Javier Lambán, aseguró que su gobierno ayudará al Ejecutivo de Pedro Sánchez a cumplir con Bruselas el compromiso de reducción de consumo de gas, «reclamando, eso sí, las modulaciones y las indemnizaciones necesarias para que las medidas no causen perjuicios económicos a los sectores afectados», según precisó ayer en su cuenta de Twitter.

Algunos comercios y bares de Zaragoza ya empiezan a mantener sus puertas cerradas, aunque tienen hasta finales de septiembre para adaptar sus infraestructuras. Así se podía ver en el centro de la ciudad. En la heladería Piccola Italia, en el paseo de la Independencia, pusieron la puerta automática en modo cierre pero colocaron un cartel en el que podía leerse ‘Estamos abiertos’.