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Cuarenta años de Estatuto

LAragón celebra hoy el cuadragésimo aniversario de su Estatuto de autonomía. Lo hace con discreción, pero otorgando a la efeméride la relevancia que le corresponde en una tierra tan apegada históricamente a las leyes y las instituciones que la identifican. Este texto legislativo fundamental representa un doble triunfo. Por una parte, ha dado lugar a cuatro exitosas décadas de autogobierno y de trabajo en común que han permitido que la región viva la época de mayor desarrollo social de su historia. Por otra, se engarza dentro del armazón jurídico que, encabezado por la Constitución, ampara y garantiza los derechos de todos los españoles por igual

La descentralización política instaurada por la Carta Magna de 1978 ha merecido un amplio aplauso dentro y fuera de España por lo que ha contribuido a la modernización del país. En este contexto, fue en 1982 cuando el Estatuto de Autonomía de Aragón, que luego ha sido tres veces reformado, recibió la aprobación del Congreso y el Senado y se convirtió en ley. Comenzaba así el proceso de institucionalización de la autonomía, que hoy puede decirse que se culminó con éxito. Ha permitido a los aragoneses, en el marco de la España democrática, recuperar su personalidad política y jurídica, desarrollar su identidad social y cultural y participar, junto a las demás autonomías, en un largo periodo de progreso, convivencia y bienestar, aunque no haya estado exento de contrariedades en el conjunto del país, como un incremento de las tendencias centrífugas en algunas regiones o la disputa permanente sobre las competencias de las instituciones centrales y de las comunidades. Sea como fuere, el balance global es muy satisfactorio. Gracias a este Estatuto, los aragoneses tenemos en nuestras manos instrumentos para seguir impulsando la mejora y la prosperidad de una sociedad que encara con esperanza los retos del futuro. a adolescencia es la época de la búsqueda de la identidad o, mejor dicho, de las diferentes identidades, especialmente desde la perspectiva emocional. En lo que respecta a la identidad ‘nacional’, en aquella edad me sentí mucho más aragonés que español. En la actualidad, prefiero apoyar políticas que garanticen las libertades públicas y los derechos fundamentales, así como la igualdad ante la ley y la igualdad de oportunidades. Todos ellos son objetivos primordiales de la Constitución de 1978.

En mi juventud me impregné de esa idea de agravio que se extendía por doquier en la sociedad aragonesa y que, de forma tan contundente, expresaban los cantautores, siempre atentos a denunciar cualquier política extractiva que nos privara de recursos materiales y humanos. Este memorial de agravios ha llegado hasta la Ronda de Boltaña. Si bien las reivindicaciones han variado notablemente, la cantinela sigue siendo la misma.

Uno de los problemas que ha padecido la descentralización en España ha sido que se ha medido el poder de los territorios en fun

TRIBUNA

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2022-08-10T07:00:00.0000000Z

2022-08-10T07:00:00.0000000Z

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