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Nuestros recuerdos

Es una paradoja que gente relativamente joven pretenda recuperar hoy en día la memoria histórica ajena, especialmente la de los mayores, la de nuestra generación, la de los jubilados que vivimos los hechos en directo. Los recuerdos de por sí son subjetivos, por lo que el resultado que se obtenga será disperso y múltiple. Si se les añade lo de democráticos, obligado será que se negocie el resultado y se llegue a un texto común… pues va a ser que no. Los mayores no vamos a contar apenas . Pensando en plan futurista y simbólico el proceso será como una película de ciencia-ficción en la que se nos pondría un chute de alzhéimer para que se nos olvidara todo. Posteriormente nuestra mente, siempre interesada en saber, sería sometida a sesiones de aprendizaje en las que su vacío se rellenara con lo que interesara que supiera. Para los ciudadanos rebeldes, puestos a imaginar, se resolvería el problema con algún chip incrustado. Volviendo a la realidad, está pasando ahora que a nuestra generación nos quieren robar la memoria, es decir, aquello que con tanta inquietud vivimos y con tanta ilusión se aprobó y consensuó. Aquella fase de sensatez que pasmó y plasmó el reencuentro de personas radicalmente enfrentadas, muchos de ellos supervivientes de una guerra civil, desastre colectivo para ambos frentes, que entendieron, con lucidez, la importancia del respeto mutuo y el perdón: todo esto nos lo quieren robar. Los mangantes son pipiolos que ni leen ni preguntan sino que inventan y llevan a la práctica las ocurrencias que les surgen, protegidos por este Gobierno cuyo objetivo es sobrevivir, que se mueven con soltura en este ambiente. Algo, aunque sea poco, tendremos que hacer los de nuestra generación. Al menos, tratemos de mantener frescos nuestros recuerdos. Y cuando puedan... cuéntenlos.

Francisco Alós Barduzal

TRIBUNA

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2022-08-10T07:00:00.0000000Z

2022-08-10T07:00:00.0000000Z

https://lectura.kioskoymas.com/article/282067690708215

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