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Boom. El pádel vuelve a enganchar a los jóvenes

Un equipazo. Con trescientos jugadores y medio centenar de ellos disputando torneos nacionales, el Campus Pádel Club se consolida como una de las referencias de la pala granadina, con una filosofía muy clara: para divertirse, hay que competir

CÉSAR GUISADO

Dicen que es el segundo boom del pádel en Granada. Y lo dicen no solo los aficionados que comprueban cada tarde como nuevamente se pone más difícil reservar una pista en las instalaciones que hay salpicadas por toda la provincia. También lo señalan los profesores de la pala, jugadores avanzados y semi profesionales que ya venían avisando que un deporte divertido, pero sobre todo seguro para estos tiempos en los que hay que seguir cuidando la distancia social y no relajar las medidas de seguridad sanitaria, tenía que vivir una segunda juventud.

Excepto en los confinamientos más duros, el pádel nunca se fue muy lejos. Hace veinte años ya este deporte pegó un pelotazo en Granada. Por entonces, pocos empresarios se animaban a montar centros con pistas encerradas en cristales. Sin embargo, la visibilidad que ganaba aquel Padel Pro Tour ya extinguido hacía que cada día más deportistas buscaran pistas en las que engancharse a la fiebre de la bola amarilla. Algunos venían del tenis y a otros simplemente les llamó la atención un deporte de alta competición pero a la vez apto para todos los niveles.

Dos de estos maestros de la pala, Javi Limones y Jony Aguilar, han sabido aprovechar el tirón no sólo para su evolución profesional, que también, sino que con trabajo y paciencia han terminado por dirigir la mayor escuela de talentos de la provincia. Más de trescientos jugadores entrenan cada día en las instalaciones del Campus Pádel Club y lo hacen desde el año 2013 de forma ininterrumpida.

Desde INEF

Aguilar y Limones han sido referencias nazaríes en el World Pádel Tour, pero su vinculación al deporte está mucho más enraizada. Ambos son egresados de la Universidad de Granada en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte lo cual es destacable porque no muchos profesionales de los cuatro cristales eligen la rama de la otrora INEF para formarse profesionalmente. Además, son entrenadores y monitores nacionales, lo que significa que poseen el mayor nivel de titulación exigido por la Federación Española de Pádel para ejercer.

Pero la relación no deportiva sino de amistad de estos dos impulsores del deporte viene de lontananza. Jony (37 años) y Javi (41) empezaron empuñando una raqueta, cada cual para emprender sus propios sueños. El primero incluso llegó a disfrutar de una beca para entrenar en la Escuela de Manuel Orantes, en Barcelona. Pero después de dos temporadas, entendió que afrontar viajes por todo el mundo para disputar los torneos ATP era para otro nivel, y no precisamente de actitudes deportivas, que las tenía. Así que Jony Aguilar decidió volver a casa y fue cuando empezó a entrenar con su padre Miguel y una pareja que mantiene a día de hoy, Javier Limones.

Por aquel entonces, Javi Limones también daba sus últimos raquetazos. Había comenzado el boom del pádel, así que ambos decidieron dar continuidad a sus apetitos deportivos jugando por equipos, afrontando la competición de una forma más divertida. Y ayudó que Granada siempre ha gozado de tenistas muy buenos, ahora reconvertidos en palistas. Empezaron a jugar y descubrieron una sana competencia para seguir creciendo.

Punto a punto, de torneo en torneo y sin dar una bola por perdida fueron compaginando sus estudios con la idea de que ya era necesario abrir otra etapa. Ahí nació la escuela del Campus Pádel Club, un referente en Andalucía a día de hoy que se rodeó de compañeros de viaje como Mini Ilbira Motor, ASC Carburantes, La Compañía, MAAC Formación o Jomsa para que el impulso de lo privado mantenga vivo este crecimiento. Además, la firma Bull Padel se fijó en esta evolución para decidirse a ser el esponsor técnico de una escuela que no solo es conocida en toda España por sus trescientas palas en continua progresión sino que cerca de medio centenar de estos talentos andan ya compitien

Granada siempre ha gozado de tenistas muy buenos, ahora reconvertidos en palistas

Son diamantes que se van puliendo en torneos hasta que alcanzan el sueño de jugar una previa de World Pádel Tour

do a nivel nacional. En esta cuna ya hay nombres que empiezan a sonar con fuerza como el de Mayka de la Rosa y Lucía Donaire, campeonas de Andalucía y subcampeonas de España. También el de Elena Herrera, una benjamín que después de proclamarse subcampeona nacional en varias ocasiones apunta a reinar en las pistas de todo el país si continúa con esta evolución tan exponencial. Otra de las jóvenes perlas es Alba Revelles, también campeona autonómica.

Ellas marcan el camino de la escuela, hasta tal punto, que el Campus Pádel Club ha conseguido proclamarse campeón de Andalucía con el equipo femenino en la categoría de menores. Esto en cuanto a ellas, pero sin menospreciar el talento masculino, como el de Adrián Molina que ha sido el número uno del ránking andaluz.

El sueño del WTP

Diamantes que se van puliendo en torneos regionales hasta que alcanzan el sueño de cualquier jugador: jugar una ronda previa del World Pádel Tour. Jugadores como Gustavo García, quien ha formado pareja con Javi Limones para alzarse subcampeones absolutos. Semi profesionalidad que le ha llegado también a Marina

García, a Nacho Asenjo o a Pablo Pastor, un claro ejemplo de lo que es salir de la escuela de competición para jugar rondas del WPT a sus veinte primaveras. Es todo un logro porque aquí se cruzan con sus propios monitores, como Pilar Navarro, el campeón de Andalucía Hugo Gómez o la subcampeona autonómica Eva Jiménez. Y a esto se le suma el impulso que llega desde la Cosa Tropical con una alianza con el Pádel Team Almuñécar a la que se suman José Manuel Hidalgo y Lucas de la Rosa, amén de los mencionados Navarro y García. Aunque para llegar lejos, primero hay que curtirse en la competición doméstica. En las ligas que premian la regularidad. El equipo del Campus Pádel Club comenzó con paso firme en Tercera categoría para subir a Segunda y tras un nuevo ascenso proclamarse campeones de Primera con un equipo en el que no solo rotan los que van al WPT, sino que también está para espolear a los chavales de la escuela, esos cadetes y júniors que piden paso.

¿Objetivo? Depende de cada niño. Aquí los hay que juegan de maravilla y miran a los grandes torneo y los que se acercan a entrenar por hobby. Eso sí, en esta escuela todos comparten un mismo dogma, la competición. Porque

sin competición no hay motivación para crecer. Una filosofía que siguen como modelo deportivo y de vida. La evolución de cada uno, la marcará su propia ambición para progresar. Dentro y fuera de los cristales.

DXT

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2021-06-28T07:00:00.0000000Z

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