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El día que ‘Azul Místico’ apagó un incendio en Disneyland

Las vivencias de Anita Hernández acumulan miles y miles de reproducciones en YouTube y likes en Instagram. Ha visitado más de 50 países, y lo cuenta en su primer libro, ‘Postales desde el aire’

JAVIER MORALES

Anita Hernández (Granada, 1993) da el salto de la pantalla al papel. Ese formato, el libro, es una de sus pasiones desde la infancia, aunque hasta ahora era conocida por sus redes sociales. En ellas refleja sus vivencias como azafata, sus anécdotas trabajando en Disneyland o muestra su hogar como si lo enseñara a cualquier amigo. Ahora, en ‘Postales desde el aire’, lleva a los lectores de la mano por algunos de los 50 países que ha visitado.

–¿Cuál fue el peor verano de su vida?

–El verano de 2011 me trajo algunos de los mejores momentos de mi vida, pero también otros que recuerdo con horror. Fue mi primer verano trabajando en Disneyland París, con 18 años y recién empezada la universidad. Yo pensaba que estaba preparada, pero al principio me costaba muchísimo entender el francés nativo, y no paraban de ocurrirme cosas bastante surrealistas. En mi primer día de trabajo sin instructor, se incendiaron las vías del tren en el que trabajaba, y tuve que parar la atracción y salir corriendo a por un extintor mientras intentaba controlar a todos los pasajeros con mi francés chapucero. Otra vez me tocó huir de un cliente furioso que quería darme un guantazo por hacerle esperar al siguiente tren... Lo pasé muy mal en algunas ocasiones, pero con el tiempo me espabilé, cogí experiencia y manejo con el idioma... ¡y acabó siendo uno de los mejores veranos de mi vida! Así que volví cinco o seis veces más.

–¿Qué viajes tiene previstos este verano, se mueve o se queda en Granada?

–Es el primer verano que paso en España desde que acabé Secundaria. Siempre he estado trabajando o viviendo fuera en esta época... ¡Mis amigos dicen que nunca me han visto ponerme morena! Volví a vivir en Granada hace unos meses, así que quiero aprovechar este verano para disfrutar por fin de nuestras playas. De igual manera, haré algún que otro viaje para crear contenido, pero aún no tengo muy claro a dónde, porque no suelo planear mis viajes con mucha antelación, y menos con esto del coronavirus.

–¿Qué destino recomienda?

–Muchísimos, pero uno de los que más me sorprendió fue Bulgaria. Lo visité por casualidad, ya que no es un destino especialmente popular o turístico... Y me acabó enamorando. La comida, la gente, los paisajes... Sin duda recomendadísimo para hacer un viaje diferente y sin tener que gastarse una fortuna.

–Y en Granada, ¿algún lugar fetiche?

–Soy una enamorada de Granada y, aunque me he criado aquí, voy por la calle suspirando como si no la hubiese visto nunca. Cualquiera que me viese por la calle pensaría que soy guiri, haciendo fotos de cada esquina de la ciudad. Para salir y pasear con amigos, me encanta el Realejo, pero sin duda, mi lugar de paz es el bosque de la Alhambra. Me encanta su tranquilidad, el fresquito, el ruido del agua...

–Cuando vuela, ¿es maniática? ¿se fija en lo que hacen los azafatos, busca algún fallo...?

–Soy una pasajera bastante tranquila. Me siento, me abrocho el cinturón, saco mi iPad y me pongo a dibujar hasta que aterrizo, así que no suelo prestar mucha atención a mi alrededor. Si hay un niño gritando detrás, ni me entero. Al principio, poco después de dejar Emirates, me fijaba mucho en la tripulación, sobre todo en los peinados, maquillaje, uniformes... Porque en Emirates eran muy estrictos con la imagen, y me sorprendía la libertad que tenían en otras aerolíneas. Pero más allá de eso, no suelo juzgar cómo hacen su trabajo. En un avión pasan muchas cosas, y desde nuestro asiento sólo percibimos una milésima parte. –¿Deja aparcadas las redes para descansar unos días, o sigue conectada?

–Debería, pero no suelo hacerlo. Suelo publicar algo todos los días, aunque sea en stories. Y si no lo hago, es porque estoy encerrada en casa editando algún vídeo. Incluso cuando no publico nada, estoy constantemente leyendo comentarios y respondiendo mensajes. Es uno de mis objetivos para este verano, poder decir ‘¡apago el móvil hasta el lunes!’ Pero es muy difícil, porque, además de que lo disfruto mucho, en redes parpadeas y te lo pierdes todo.

–De pequeña, leyó más de 200 libros en un año. Además del suyo, ¿alguna recomendación de lectura veraniega?

–Pese a ser una amante de la fantasía y la aventura desde pequeña, nunca había leído nada de Verne... Hace poco terminé ‘Veinte mil leguas de viaje submarino’ y me dejó con ganas de explorar. ‘Mi familia y otros animales’, de Gerard Durrell, es otro de mis favoritos para leer bajo la sombrilla, y ‘Made in Spain’ de James Rhodes me está sacando unas buenas risas.

–¿Cómo vive la pandemia, llena de restricciones, una viajera como usted?

–Para mí, no poder viajar no ha sido ningún drama. Al fin y al cabo, viajar es un privilegio que no todo el mundo se puede permitir, así que busqué otras formas de viajar desde casa. Me aficioné a escribir hilos de Twitter sobre lugares remotos, a buscar pueblos curiosos cerca de donde vivía... Además, a la gente tampoco le apetecía ver contenido de viajes cuando las fronteras estaban cerradas. La pandemia me ha servido para poner un poco de orden en mi vida y tomar decisiones como la de volver a España.

–Este verano, sin embargo, parece que todo empieza a funcionar... ¿No estamos tan mal, no?

–Creo que, cuando esto empezó, todos pensábamos que serían un par de meses y ya está, no nos imaginábamos que duraría tanto tiempo. Y aunque la normalidad como la conocemos está aún lejos, ya se ve la luz al final del túnel. Creo que la vacuna, pese a no erradicar el problema por completo, nos va a permitir tener un verano, y con suerte, un futuro a largo plazo, algo más parecido a lo que estábamos acostumbrados. El sector de los viajes tardará en recuperarse, ¡pero ya estamos empezando!

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2021-08-01T07:00:00.0000000Z

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