Robert Moreno mantuvo la semana pasada un encuentro de más de una hora con numerosos integrantes de los distintos colectivos granadinistas. Fue una petición expresa del propio entrenador que se retrasó en su día por la propia demora en la oficialidad de su contratación. No había firmado aún y ya se había estudiado los más de cincuenta partidos que el Granada disputó la temporada pasada; cumplida esa tarea, y ya incorporado, quería conocer a los hinchas, que son a quienes entiende que se debe.

Al catalán le impactó mucho lo que entendió como un cierto conformismo entre su nueva afición. «Nosotros, aunque el equipo pierda, aplaudiremos si un futbolista se pega una carrera en el minuto 90 para cortar un balón o presionar», le avisaron a Robert Moreno con la intención de exigirle que, como mínimo, la plantilla tenga compromiso y entrega sobre el verde. Su reacción fue invitarles a dejar atrás cualquier complejo por las cuatro décadas alejados de la máxima categoría del fútbol español y que no se sacien con otra cosa que no sea victorias, sin darles de lado en los malos momentos. «Quiero que el Granada sea un equipo ganador», aseguró a los peñistas.

Robert Moreno se ha propuesto firmemente que la primera incursión europea del equipo en su historia no sea una raya en el agua. Está convencido de que el Granada lo tiene todo para seguir un ejemplo como el del Villarreal, reiterado en el tiempo, y quiere liderar esa conquista desde el legado que hereda y reconoce de Diego Martínez. Ve margen para el progreso. Tiene entre ceja y ceja que, con él como entrenador, se termine de incluir al Granada entre los ocho mejores equipos de España sin discusión.

El único camino que entiende hacia esa meta pasa por la exigencia en el día a día. La que

avisó que tendría con el club y la que ya tiene con sus jugadores. Ha vivido los tres amistosos hasta la fecha con cierta tensión, contrariado ante el error y ágil para proponer soluciones desde la pizarra. Robert Moreno no tolera perder ni en pretemporada. Es algo que mamó en sus años en el FC Barcelona y que quiere que le acompañe también en Granada. La pelota dictará si no acaba devorado por su ambición.