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«No pienso achicarme ante nadie ni dejar nada al azar, no quiero arrepentirme luego»

Ignacio Fontes Mediofondista olímpico granadino en 1.500 metros Crecido desde que se proclamó campeón de Europa sub-23 hace ya dos años, se propone el acceso a la final en 1.500 con una primera ronda en la madrugada del martes

JOSÉ IGNACIO CEJUDO

GRANADA. Los Juegos Olímpicos de Ignacio Fontes (Granada, 1998) no iban a ser tanto los de Tokio como los de París, en 2024. El aplazamiento por la pandemia le permitió ganar un año durante el que convencerse del atleta que ya es. El mediofondista granadino, pupilo de Jesús Montiel, comenzó a rodar por pruebas internacionales tras ganar el oro en el Europeo sub-23 en julio de 2019 y desde entonces no ha dejado de superarse. Ahora aspira a colarse en una final olímpica en los 1.500 metros lisos. Para llegar hasta ahí tendrá que superar dos carreras eliminatorias. La primera, en la madrugada española del lunes al martes a partir de las 2.00h.

–¿Cómo va por Tokio?

–Esto es un poco el día de la marmota, la verdad, lo único que hago es desayunar, entrenar y descansar. Mato el tiempo como puedo. Los primeros días sí había muchas cosas que hacer porque no conocíamos esto e íbamos por las tiendas, pero ya estoy más centrado, descansando más. Esto es para fliparlo, una experiencia que hay que vivir. Es increíble, la verdad. Estoy ya con ganas de arrancar el martes y salir a correr. Parece que lleve ya dos años en la Villa Olímpica. Por suerte, los entrenamientos están yendo bien y ya solo pienso en llegar fresco a la batalla.

–¿Siente ya las mariposas en el estómago?

–Sí, aunque antes de venirme sí noté más tenso a Jesús (Montiel) que a mí. También a mis padres, que me pidieron que me vistiese de olímpico en casa (risas). Ahora que ya estoy aquí soy consciente de dónde estoy, pero antes de viajar estuve dos semanas en el Algarve, entrenando por mi cuenta, y me aparté de todo. Estuve con

mi novia, a la que ahora no veré en un mes, y solo me dediqué a entrenar y descansar. Allí no conozco a nadie más. Era la tranquilidad que necesitaba.

–¿Usted también estaba convencido de que sus Juegos eran los de París?

–Tuve ilusión por Tokio como una posibilidad más real desde que gané el Europeo sub-23, pero es cierto que me veía más en París porque las pruebas de mediofondo exigen una madurez que no he ganado hasta estos dos últimos años. En esta temporada que gané de margen con el aplazamiento, y ahora que compito en pruebas internacionales y de Diamond League, mi mentalidad ha sido muy distinta.

–Estuvo durante meses entrenando con ritmos de mínima olímpica, pero no terminaba de llegar en las competiciones.

–Tuve mucha tensión porque prácticamente fueron los 365 días del año pensando en los Juegos Olímpicos y en el margen para hacer la mínima. Hacía entrenamientos muy buenos pero luego llegaba a la competición y a lo mejor hacía frío o viento, pasaba los 400 metros y me veía lento... Pensaba demasiado, tenía la mínima siempre en la cabeza y lo noté. Suelo mirar el crono mientras corro, pero no tanto como en esos meses. En Marsella, cuando hice la mínima, miré a falta de 300, 200 y 100 metros, haciendo cálculos, rogándome que no petase porque la veía al alcance. Fue horrible.

–¿Sufrió ansiedad?

–Sí, un poco. Ni descansaba bien; dormía y soñaba con las carreras. Intentaba normalizar esa tensión, porque lo raro sería estar tranquilo, pero sí que fue duro y tuve momentos en los que lo pasé mal. También veía en redes sociales cuánto corrían los rivales y cómo se agotaban las plazas por el ránking mundial... Fue un año duro, pasé mucho tiempo fuera de casa en busca de carreras con las mejores condiciones. También tenía que compaginar mis estudios de Medicina con los entrenamientos... Hasta Jesús me dijo que estaba agobiado porque no conseguía la mínima una vez la tuve.

–¿Qué sintió al lograrla en Marsella?

–Fue una liberación tremenda. Estaba saliendo todo bien menos las carreras, por lo que sea. Sentí mucha tranquilidad por dejar de preocuparme por los puntos. Ya podía entrenar al 100% sabiendo que iba a estar en los Juegos Olímpicos. No lloré entonces pero sí después de la final del Campeonato de España cuando fui segundo, aseguré la plaza y vino mi novia a felicitarme.

–Un mes después consiguió su mejor marca personal en Estocolmo con 3.33.27.

–Sí, y tras Cheruiyot, que es el mayor aspirante al oro en Tokio. Me quedé hasta con la sensación de que podía haber peleado por la victoria de haber atacado antes. Allí decidí renunciar a la Diamond League de Mónaco y dejar la competición hasta Tokio para centrarme en descansar y entrenar. Era un buen momento para frenar, con buenas sensaciones.

–¿Puede mejorarla en Tokio? –No sé cómo se darán las carreras aquí, no pienso en marcas aunque sí me planteo en qué posición puedo acabar. Me volveré descontento si no entro en la final porque es el objetivo, aunque habrá que pasar antes por eliminatoria y semifinal y estamos todos en marcas muy similares. El nivel es altísimo y tendré que estar al 100% en cada carrera. Jesús está convencido de que puedo ser finalista y un diploma olímpico sería genial, pero hay que ir poco a poco porque puede

DESDE TOKIO «Aquí se vive el día de la marmota, mato el tiempo como puedo. Es increíble, pero quiero correr ya»

MÍNIMA ATASCADA «Sufrí mucha tensión porque no conseguía la marca. Pensaba demasiado y lo noté en carrera»

JUEGOS PREMATUROS

«El mediofondo exige una madurez que no tenía hasta los dos últimos años. Me veía más en París»

OPCIONES

«El nivel el altísimo, pero pienso que por mi trayectoria puedo estar en la final. Puede pasar de todo»

pasar cualquier cosa, incluso quedarme fuera en primera ronda. Pienso que puedo estar en la final por mi trayectoria. Me lo debo a mí, a Jesús y a todos los que me apoyan.

–Mechaal le sorprendió en la final del Campeonato de España. Quería el oro.

–Sabía que si Mechaal competía era porque estaba como para pelear la victoria. Me habría gustado ganar la medalla de oro, pero por algo es cuarto del mundo en 1.500. Valoré que pude sellar mi plaza olímpica, que era lo que más me interesaba. Fue un test más. Ahora llego más descansado y con más entrenamiento a los Juegos. Si se repite una carrera así, ya sé lo que tengo que hacer: esperar más para el último cambio. Fue un buen aprendizaje.

–¿Qué espera en Tokio?

–Tengo grandes expectativas, no pienso achicarme ante nadie. No pienso en que nadie sea mejor que yo. Estoy seguro de que me acompañarán las sensaciones. Si vuelvo sabiendo que he dado el máximo y aun así son mejores que yo, volveré satisfecho. Solo espero no quedarme con la sensación de que pude correr mejor. No voy a dejar nada al azar, ni pienso flaquear; no quiero arrepentirme luego.

–¿Cómo va a programar las tres carreras? No puede especular.

–Hay un día de descanso entre cada una. A mí me gusta correr delante para controlar los movimientos de los demás. Como soy menos corpulento que otros, si me encierran me fastidian. A lo mejor luego salgo el último y se me cruzan los cables, pero en principio saldré a tope. Ya se me conoce más y se me empieza a respetar también a nivel internacional. Creo que nadie se dejará nada por el camino. He visualizado incluso una final en la que llego con fuerza al último 400 y tiro con el alma. Sería el momento de hacerlo. Si me equivoco, que sea porque intenté dar lo mejor de mí; así es el deporte. Voy a buscar mi mejor versión.

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2021-08-01T07:00:00.0000000Z

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