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Folk de cámara y de lujo en el Festival Parapanda de Íllora

El trío malagueño Malagatos y el grupo cordobés Aliara llenaron de música tradicional al anfiteatro municipal Enrique Morente

JUAN JESÚS GARCÍA

GRANADA. En la trastienda del Parapandafolk se gestó el viernes un futuro intercambio de artistas granadinos con cubanos en el festival Oralitura de La Habana. Todo se andará. El repentista Alexis Díaz Pimienta, que participa en la jornadas del foro Ismael Peña (y ‘actúa’ en el ciclo de ‘Poesía en el Laurel’ el martes), firmó el hermanamiento entre el certamen ilurquense y el cubano, con la cúpula de la Diputación como testigos.

Acto oficial seguido, la música volvió a su escenario, con los Malagatos y Aliara, dos marcas que están tan cerca como lejos uno de otro. Los malagueños Malagatos, un trío de muti instrumentistas, dado a la música montañesa de ‘Boqueronia’, llenó de simpatía su sencilla puesta en escena. Entregados a los bailes de rueda y las maragatas en particular «que son como el Tinder del folclore», son ideales para los espacios reducidos, donde en ocasiones actúan sencillamente alrededor de una mesa como en una taberna. No necesitan más, hacen ‘magia de cerca’. Son un grupo de folk de cámara exquisito y delicado, dispuesto a que haya muchos ‘match’ entre los participantes. Sus tres voces son una delicia de encaje, y apuntaron tanto hacia la sutilidad, que, por ejemplo, en ‘La paloma’ hicieron un auténtico ‘solo de batería’ ¡con el pandero! El añadido didáctico de sus introducciones aportó cuerpo antropológico a sus piezas, en ocasiones hiladas entre ellas, un «max-mix» en sus palabras, con el encanto de un documental de La 2.

La Big Band del folclore

Desde el norte de Córdoba, tierra de paso ganadero y comercial en todas las direcciones, Aliara se presenta como una suerte de Big Band del folclore, con una exuberante musicalidad y cinco voces en formación llegado el caso. Menos y más la misma noche. La experiencia acumulada en los muchos años que llevan actuando, casi sin cambios, les permite tener mucha seguridad escénica y una gran riqueza sonora. Se nutrieron de material de la zona, mayormente del Valle de los Pedroches, lindando con Extremadura y ‘Castilla la Nueva’ (como se decía en los tiempos de los originales); canciones de ida y vuelta a pie, como las coplas de la recogida de la aceituna, relatos de trepas rurales (La canción del manijero), mayos primaverales, jotas… Temario redimensionado en función de la riqueza tímbrica de sus muchos instrumentos y unos arreglos de lujo. Absolutamente profesionales e impecables.

El trío Malagatos de multi instrumentalistas llenó de simpatía su sencilla puesta en escena, entregados a los bailes de rueda y las maragatas

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2021-08-01T07:00:00.0000000Z

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