LOGROÑO. La pandemia no entiende de milagros y, aunque en el universo matemático dos más dos no siempre son cuatro, la mayoría de las veces sí. El virus muta, pero sus consecuencias no han variado desde marzo del pasado año: la suma de contagios deriva en hospitalizaciones, éstas en ingresos UCI y el resultado final, algunas muertes. Y, por desgracia, la quinta ola pandémica comienza a completar también su operación, cuyo resultado es el de siempre: drama, lágrimas, dolor y sufrimiento.

Tras 26 días sin muertes por COVID en La Rioja, la semana se cierra con cuatro fallecimientos, uno el jueves y los otros tres durante el fin de semana, y el retorno de la inquietud y el luto a las residencias de mayores después de más de cinco meses de tregua tras la última el 21 de febrero pasado. Con los tres decesos notificados ayer por Salud –todos ellos personas de edad avanzada, dos hombres, uno de ellos usuario de un centro de mayores, y una mujer, también residente– la estadística más dolorosa se sitúa en 782 vidas segadas por el COVID en la región, 302 de ellos en centros de mayores, un ámbito en el que todavía ayer se contabilizaban medio centenar de positivos en dos residencias.

La disparatada incidencia de la quinta ola en lo epidemiológico mantuvo ayer la tendencia al alza en la presión asistencial, un repunte que desde su inicio hace 14 días ha triplicado la cifra de ingresados por COVID, de los 21 del pasado 12 de julio a los 59 de ayer, tras un incremento desde el viernes de 11 positivos más. El preocupante goteo de nuevos ingresos afecta tanto al área de hospitalización, donde ayer permanecían 50 personas –47 en el San Pedro y 3 en Fundación Hospital de Calahorra–, 9 más que el viernes y 32 más que dos semanas atrás; y 9 en la Unidad de Críticos

(el 12 de julio eran 3) tras dos ingresos el fin de semana, que elevan la tasa de ocupación por COVID al 20,93%, a 4 puntos del máximo nivel de alerta.

Un panorama inquietante que hace imprescindible el respeto de las medidas de prevención e incrementar lo más rápido posible las tasas de vacunación. La Rioja cerró semana con 205.166 personas con al menos una dosis, el 64,13% de la población; y 171.283, con pauta completa, el 53,54%, una carrera contrarreloj a la que hace una semana se sumó el sistema de autocita, abierto desde ayer para todos los riojanos de 24 años (1997) o más.