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¿Es el hidrógeno la solución al transporte?

FRANCISCO RIPOLL CANDEL Miembro de la Comisión de Transporte y Logística del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos en la CV

Descarbonización, movilidad sostenible, trasvase modal, fiscalidad medioambiental, vehículos cero emisiones,… El transporte representa el 25% de las emisiones de gases de efecto invernadero en Europa. Si pretendemos ser climáticamente neutros en 2050, es una evidencia que el sector clave es el del transporte, que ha de servir de palanca de transformación.

Para conseguir este objetivo de neutralidad climática, en lo referente al transporte de mercancías, la tecnología del hidrógeno (H2) es la que previsiblemente se va a imponer. Este elemento, entendido como vector energético, ha sido ampliamente utilizado por la industria, pero su aplicación al transporte y la necesidad de generarlo de forma “verde” son las que hacen plantearse si esta tecnología se encuentra lo suficientemente madura.

Entender la tecnología del hidrógeno supone tener en cuenta su ciclo de vida, esto es: producción, transporte, almacenamiento, suministro y consumo.

Dado que el hidrógeno, para ser verde, ha de ser generado mediante energías renovables, supone una dificultad añadida que éste sea producido en los propios nodos de consumo, puesto que se requieren grandes superficies para una instalación fotovoltaica o de aerogeneradores. Si la generación depende exclusivamente de un contrato de suministro eléctrico con mix mayormente renovable, los costes se disparan.

Posteriormente a su producción, se presenta el reto del transporte de este hidrógeno verde generado, a su centro de consumo. Para este ejemplo supongamos una ‘hidrolinera’ (análogo a la gasolinera). Descartando el uso de gaseoductos por su baja capilaridad, el transporte va a requerir el uso de vehículos cero emisiones. Por eficiencia conviene que este transporte se ejecute a elevadas presiones y bajas temperaturas.

El almacenamiento y la dispensación requieren también de instalaciones que mantengan el producto a las presiones y temperaturas adecuadas con sus consecuentes consumos energéticos, por lo que también convendrá contar con otra instalación que genere energía de fuentes renovables, en este caso, de menor potencia.

Finalmente, los vehículos de pila de combustible se desplazarán sin emisiones contaminantes.

A continuación, un caso práctico: un vehículo tractor de semirremolques se estima que tiene un consumo aproximado de 8 kg H2/100 km. Suponiendo una flota de 20 tractoras con recorridos medios diarios de 300 km, las necesidades son de 480 kg h2/día. Para este volumen de generación se requiere un electrolizador con una potencia de 1 MW y una instalación fotovoltaica o eólica de 1,5 veces su potencia. En el caso de optar por fotovoltaica, se requiere una superficie aproximada de 25.000 m2.

Aun contando con esta potente instalación fotovoltaica, y dado que el electrolizador ha de producir en las 24 horas del día para amortizarlo, se estima que entre el 60% y el 80 % de la energía consumida provendrá de la red convencional, (es evidente que la fotovoltaica no proporciona su potencia punta durante toda la jornada), incrementando el coste de producción del H2.

Para facilitar esta transición hacia la descarbonización del transporte, desde la Universidad Politécnica de Valencia, se están desarrollando tecnologías destinadas a hibridar los vehículos existentes con motor diésel, que tras la instalación de un kit, pasarán a ser propulsados mediante una mezcla de hidrógeno y gasóleo, disminuyendo sus emisiones en la misma proporción que la del porcentaje de hidrógeno de la mezcla empleada.

Con todo esto, habrá que esperar a la estabilización de los precios de la energía eléctrica, a la de los equipos (electrolizadores, pilas de combustible, hidrolineras…) y a la nueva fiscalidad del resto de combustibles para comprobar la capacidad de penetración de esta tecnología en el transporte.

La tecnología del hidrógeno sí que se encuentra lo suficientemente madura, pero para ser implementada en tiempo y forma, van a ser necesarios fuertes apoyos económicos en forma de subvenciones, que ayuden a salvar las barreras de entrada comentadas.

Lo que sí se puede afirmar con certeza es que este escenario abre un amplio abanico de desafíos y oportunidades para las sociedades que decidan apostar decididamente, desde hoy, por esta tecnología.

OPINIÓN

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2021-07-27T07:00:00.0000000Z

2021-07-27T07:00:00.0000000Z

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