Kiosko y Más

Ya no hay árboles frente a la Lonja: han ido, y en un pispás los han talado. Y es natural: molestaban, eran u

F. P. PUCHE

Ya no hay árboles frente a la Lonja: han ido, y en un pispás los han talado. Y es natural: molestaban, eran un engorro a la hora de hacerse el selfie de rigor delante del edificio. Eran once ejemplares, si no he contado mal. Y su problema es que ocultaban las vistas cuando los nuevos conceptos urbanísticos, ahora, llevan a configurar escenarios fotográficos situados detrás del cogote. Porque no se trata tanto de visitar la Lonja, qué engorro, sino de dejar constancia de que uno ha estado allí, delante de ella.

A los pies de la muralla islámica, en el Carmen, han aparecido esqueletos de niños. Tres, cuatro, no dicen cuántos ni qué van a hacer con ellos. Los técnicos sugieren que podrían ser enterramientos de la época de la conquista de la ciudad, en el siglo XIII; pero no pueden precisar más. ¡Ay, don Jaume, don Jaume, ese asedio a la ciudad del treinta y ocho! No van a faltar los reproches al rey Conqueridor: niños, moritos chiquitines, ya ves... Habrá que decir que el asedio fue duro, pero no terrible, y que la ciudad se entregó por negociación. Habrá qué decir también que las epidemias han existido toda la vida y que los niños eran víctimas predilectas de los virus. Pero veremos cómo lo explican al final, si explican algo; veremos dentro de un par de años cómo queda la zona, parque temático añadido a los escenarios turísticos de la ciudad.

En el centro de la plaza del Mercado quedan, hoy por hoy, dos troncos: el de una farola de aire clásico y un ciprés algo desvencijado que se inclina hacia la calle del Trench. No es fácil saber si resistirán la embestida. Y no es fácil saber cómo quedará la vieja plaza al final de la partida, porque envían figuraciones pero no hay una rueda de prensa en la que los arquitectos y arquitectas se presenten a la prensa –venga, pregunten, pregunten– rodeados de horticultores u horticultoras que asesoren el cambio de formato. Aquí el señor Veyrat y el señor Domingo; aquí el señor Peris, jardinero mayor de la ciudad.

La ciudad ya es un parque temático pero lo tenemos casi todo en obras. Nos queda un ciprés y está que se cae, de puro miedo. Vacunamos en el edificio contemporáneo de mayor atracción turística y tenemos cerrado el Palau de la Música. El Museo del Mar sigue siendo una ensoñación y hay quien cruza los dedos ante la propuesta de Caixa Forum, que será de todo menos lo que se espera. En manos de arquitectos y arquitectas, la ciudad está acongojada en espera de que se levante, tú verás, la casa del Relojero. Hasta los ángeles músicos se han ocultado tras una máscara: tenían goteras.

LA DOS

es-es

2021-07-27T07:00:00.0000000Z

2021-07-27T07:00:00.0000000Z

https://lectura.kioskoymas.com/article/282029035260376

ABC