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Ponemos cara a algunas de las personas protagonistas de nuestros proyectos. Sus rostros son los de la esperan

Ponemos cara a algunos de los protagonistas de nuestros proyectos. Hombres, mujeres, niños y niñas para quienes las iniciativas apoyadas por Manos Unidas han supuesto un cambio decisivo en sus vidas. Estos son los rostros de la esperanza y del trabajo bien hecho.

Mauritania

«En el huerto de mi cooperativa, y gracias al apoyo de Banlieue du Monde y Manos Unidas, hemos hecho tres campañas agrícolas en las que hemos cultivado diferentes hortalizas y obtenido beneficios con su venta. Personalmente, he recolectado y vendido 60 kg de flor de Guinea, lo que me ha permitido comprar ganado y mejorar la alimentación de mi familia. Ahora estamos en plena recogida de la tercera campaña en la que hemos plantado repollos, lechugas, pimientos, tomates y berenjenas. El proyecto nos ha enseñado a producir de manera local y a consumir lo que cultivamos. ¡Muchas gracias por ayudar a las mujeres de N’Goral Guidala!».

Fatimata Moudo Diop forma parte de la cooperativa de mujeres de N’Goral Guidala, en Mauritania.

Marruecos

«El día que conocí la existencia del centro decidí inscribirme sin ninguna duda. Y la verdad es que fue una buena decisión. El centro ha sido como mi segunda casa… He aprendido mucho sobre la profesión de ayudante de guardería. Las relaciones que he entablado me han emocionado y en este ambiente me he sentido como en familia. Hemos compartido alegrías, tristezas, cariño… y hemos buscado soluciones a nuestros problemas. Quiero dar las gracias de corazón a nuestras queridas educadoras que nos han acompañado a lo largo de este año y también al padre José, a la señora Loubna y a Manos Unidas por habernos dado la oportunidad de formarnos durante estos últimos meses de confinamiento».

La joven Meriem Mrabti participa en los talleres del centro de formación femenina que dirigen los padres salesianos en la ciudad marroquí de Kenitra.

Perú

«A causa de la pandemia, la cifra de comensales a los que servimos diariamente en nuestro comedor ha aumentado hasta 90 personas. Con la pandemia han subido los precios, no hay agua... y gracias a este apoyo podemos servir a muchas más familias y ha mejorado nuestra alimentación diaria».

Aida Milagros Roca agradece a Manos Unidas y la asociación Kusi-Warma el apoyo recibido en un momento en el que el confinamiento y la pandemia afectaron gravemente a la población de Puente Piedra, en el altiplano peruano; una región ya marcada por las privaciones y la escasez.

Bolivia

«Aprendemos a producir semillas por nosotros mismos para que no necesitemos comprar o esperar a que las instituciones nos las den. Ahora producimos y tenemos nuestras propias semillas. Lo que cosechamos lo destinamos sobre todo a mejorar la alimentación de nuestros hijos, pero también aprovechamos para vender una parte en el mercado de San Pedro y también a otras familias que no forman parte del proyecto. Vendiendo hortalizas y ganado podemos permitirnos comprar víveres de primera necesidad y tener una alimentación más provechosa».

Aurelia Ayanoma y Damián Mamani participan en un proyecto de cultivo y recolección de agua en San Pedro de Buena Vista, Bolivia.

India

«Durante el confinamiento se fundieron muchas luces y nuestras calles permanecieron a oscuras durante semanas. A los niños, niñas y ancianos les daba miedo caminar por las calles por la noche. Nuestros profesores se quejaron ante la autoridad municipal, pero nadie vino a reparar el alumbrado público debido al cierre de todas las actividades.

Entonces, los niños que formamos el “Parlamento Infantil” –un proyecto educativo del centro Asha Kamala Nehru Nagar apoyado por Manos Unidas– decidimos hacer algo por nuestro barrio y llevar, de nuevo, luz a las calles. Para ello, Samir, Aditya, Prince, Ashika Kumari y yo fuimos familia por familia recolectando el dinero necesario para comprar bombillas. Gracias a eso, los niños volvieron a jugar en las calles al anochecer, los ancianos pudieron caminar libremente y las niñas pudieron ir a las tiendas del pueblo sin ningún miedo.

Mucha gente nos dio las gracias y eso nos hizo sentir muy felices y aumentó nuestra confianza en nosotros mismos. Aprendimos este acto de servicio a la comunidad a través de los talleres en los que participamos en el Parlamento Infantil. ¡Gracias!».

Abhishek Kumar tiene 15 años y vive en uno de los suburbios de la ciudad india de Patna, donde el confinamiento hizo que la población quedara atrapada en un entorno insalubre y desatendido.

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2021-06-22T07:00:00.0000000Z

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https://lectura.kioskoymas.com/article/281552293822003

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