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Una motivación que crece cada día

Texto de JOSÉ JAVIER CASTIELLA. Delegado de Pamplona.

En junio de 2020 fui designado delegado de Pamplona por un período de tres años. Los primeros meses fueron de bastante desconcierto. La delegación casi paralizada por la Covid-19, las reuniones presenciales suspendidas y mi inexperiencia inicial, me hicieron pensar que tal vez me había equivocado al aceptar esta responsabilidad. Pero me ayudó a no abandonar el hecho de que se tratara de un trabajo tan evangélico, volcado en hacer el bien a personas tan especialmente necesitadas y a las que probablemente nunca conoceríamos ni nos lo podrían agradecer.

A medida que pasaban las semanas e iba conociendo a las personas que componían el equipo, el trabajo resultaba, no solo más llevadero, sino más grato. Las personas voluntarias de Manos Unidas tienen el denominador común de ser muy buena gente, generosa con su tiempo y sus capacidades para poner su granito de arena en esta gran campaña contra el hambre en el mundo.

Traía aprendido de mi hermano Joaquín, misionero en la India y buen conocedor de muchas ONG, que una característica de Manos Unidas era la austeridad y la profesionalidad en la elaboración, estudio y ejecución de los proyectos. En esta delegación he encontrado la confirmación de la primera, ya que se mira mucho cada gasto y, a medida que voy conociendo proyectos concretos, constato que también es muy cierta la segunda.

Por todo ello, mi motivación se ha ido reforzando cada día. He cometido bastantes errores y me han tenido que corregir algunas voluntarias más expertas en varias ocasiones, pero soy muy afortunado por tener quien me ayude a aprender desde la comprensión y el afecto ●

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2021-06-22T07:00:00.0000000Z

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https://lectura.kioskoymas.com/article/281887301271091

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