A la derecha de estas líneas vemos a los dueños, en uno de los rincones de su acogedor salón. Ambos se propusieron trasladar al interior de la casa parte de la vegetación que rodea a la vivienda. Jugaron con prints de hojas selváticas, piezas de mobiliario realizadas a partir de troncos o en madera natural con un acabado mate, textiles con tejidos étnicos…

“Incorporamos colores y accesorios que evocaran la naturaleza, como las ilustraciones de paisajes que decoran algunas paredes o el espejo circular, que colocamos estratégicamente sobre el sofá para que reflejara el jardín”, nos cuenta la pareja de interioristas.

Lámina enmarcada, de The Cool Republic. El espejo con marco dorado procede de Maison Sarah Lavoine.

Alexandra y Nicolás son una pareja de arquitectos de interiores que trabajan en Royal Roulotte, su propio estudio. Vivían junto a sus hijas en el centro de una gran ciudad y soñaban con mudarse a un nuevo hogar donde alejarse del estrés y de la contaminación medioambiental y acústica. Un día, tras meses de búsquedas fallidas, decidieron dar un giro a sus vidas: la familia hizo las maletas y se trasladó a la pequeña isla del Mediterráneo donde solían ir de vacaciones. Allí compraron una vivienda, la rehabilitaron y la convirtieron en un hogar acogedor, muy personal. La construcción original, que data de los años 70, carecía de interés arquitectónico y tenía una mala distribución. “No había sido reformada nunca y estaba muy anticuada, pero lo peor era que, desde el interior de la casa, no se veía el jardín”, nos cuentan los propietarios. ◽◽◻