La atleta oscense forma el tándem perfecto con su perra Kona, una ESD (European Sled Dog) de dos razas muy potentes: greyster y alaskano.

¿Cómo empezaste en canicross?

Me regalaron hace ocho años a Diana, mi braco de Weimar, pero correr no formaba parte de mi vida, porque durante 15 años me dediqué casi profesionalmente al bádminton. Sin embargo, conocí al dueño de mi gimnasio, que es corredor de canicross. Me apunté a una competición, me compré el material y lo probé el día antes de la carrera. No sabía dónde me estaba metiendo. Diana me demostró que tenía ese carácter competitivo y quedamos primeras. Y cuando una queda bien en un deporte, le empieza a gustar.

¿Todos los perros son válidos para competir?

En canicross está prohibido que tú tires de tu perro, él tiene que tirar de ti. Cualquiera puede hacer deporte con su perro, pero a nivel profesional no vale cualquiera.

¿Cómo es tu nueva perra, Kona?

Su mezcla genética es muy potente y es más fuerte y grande que Diana. Con ella puedo correr más rápido. Tengo un vínculo muy fuerte, de confianza con mis perros. Hacemos un equipo diario. Cuando compites, no solo es tu mascota, sino que es tu tándem.