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Mires donde mires, ves niños desnutridos

“Muchos niños nunca han visto una manzana o una pera. Nunca han probado el pollo, y no han comido verdura desde hace meses. Deambulan aturdidos por el hambre.” – Un trabajador humanitario sirio.

En cada uno de los 22 grupos hubo personas que contaron que tuvieron que recortar el número de comidas diarias a la mitad o más. En siete de los grupos hubo personas que dijeron que a veces ni siquiera podían hacer una comida al día.

En cuatro de los 17 grupos de adultos afirmaron que habían muerto niños locales por falta de alimento.

En los 17 grupos de adultos expresaron su preocupación por no estar dando a sus hijos una dieta nutritiva, y que incluso cuando hay comida disponible es demasiado cara para poder permitírsela. De los 22 grupos, en 19 se dijo que raramente o nunca podían comer fruta fresca o verdura.

La crisis del hambre que sufren los niños y niñas de las zonas sitiadas es una crisis creada por el ser humano. No se permite que entren ni los alimentos básicos, disponibles a pocos kilómetros al otro lado de los puestos de control Los entrevistados explicaron cómo los mercados y las tiendas, bulliciosos en un tiempo, ahora están vacíos. Participantes de todos los grupos de discusión dijeron que los niños de la zona no tienen suficiente comida. Todas las personas entrevistadas contaron que sus familias habían tenido que reducir el número de comidas diarias, de tres o más antes del asedio, a una, dos como mucho, y normalmente en raciones muy pequeñas y de pobre valor nutricional. En siete de los 22 grupos de referencia, declararon que a veces no podían comer ni una vez al día.

Los profesores de colegios de zonas asediadas del Damasco rural con los que hablamos, nos dijeron que los alumnos se desmayaban de hambre en clase, por no haber comido nada en varios días. Los niños y niñas sobreviven comiendo cualquier cosa que encuentren. En Deir Ezzor la mayoría de la población sobrevive con pan y agua, mientras que 53 personas entrevistadas en otras localidades hablan de niños que normalmente comen pienso para animales o recogen hojas. Un entrevistado nos contó que varios niños se habían envenenado recientemente por comer latas de comida caducadas hacía mucho tiempo, las únicas a la venta. Otra persona relató que en los peores momentos de asedio de Yarmouk la gente sobrevivía con solo una cucharada de miel al día.

“A veces mis hermanos y hermanas y yo nos vamos a la cama sin haber comido nada desde el día anterior, porque no hay comida.” – Sami, un niño de Ghouta oriental

“Antes hacíamos dos o tres buenas comidas al día. Ahora no puedo darle a mi familia más que una, y a veces ni eso. Otra familia que vive cerca de aquí solo sobrevive con lo que sea que puedan ofrecerles otras familias.” – Um Khalil, una madre de la zona sitiada del Damasco rural

Durante cinco de los seis meses, de julio a diciembre de 2015, la ONU fue incapaz de obtener aprobación para distribuir alimentos de ayuda a todas las zonas asediadas. Por fin en octubre consiguió repartir comida, pero incluso entonces solo lo hizo entre 10.500 personas, menos del 54 2% de la población considerada sitiada. Antes de esto, ya a mediados de 2015, el 40% de los niños y niñas de Yarmouk sufrían desnutrición. La Organización Mundial de la Salud 55 considera que la desnutrición tiene carácter de emergencia cuando llega al 15%. 56

Cuando la ayuda alimentaria oficial entra raramente es suficiente. Una valoración57 realizada por organizaciones locales sobre un reparto de alimentos llevado a cabo por la ONU en Madaya, descubrió que las cantidades entregadas, calculadas para durar un mes, equivalían a 14.079 kilocalorías por persona. A lo largo de un mes, estos alimentos proporcionarían unas 470 kilocalorías por persona y día, menos de una cuarta parte de las 2.100 kilocalorías recomendadas por las normas de Esfera, la cantidad mínima estándar reconocida internacionalmente de asistencia en crisis humanitarias. 58

Además de la desnutrición crónica, las entrevistas con personal médico, padres y madres sugieren que los niños sufren considerablemente de déficit de vitaminas y minerales. La carne y la fruta y la verdura frescas son particularmente escasas: una familia dijo que conseguía

250 gramos de carne para compartir cada dos meses. Otras, incluso menos. De los 22 grupos, en 19 se dijo que raramente o nunca podían comer fruta fresca o verdura. La falta de electricidad ha forzado a las panaderías a cerrar y las familias informan de que tienen que hacer cola durante horas para comprar pan y otros productos básicos. También muchas panaderías y mercados han sido destruidos por los bombardeos. 59

“Desde que comenzó el asedio, he perdido un tercio de mi peso. No podemos conseguir fruta. A veces los comerciantes pueden traer pan de maíz frito, pero casi todos los puestos del mercado venden algunas verduras locales y pasto y hierbas.” – Marwan, un niño de Ghouta oriental

Supuestamente todas las zonas sitiadas sufren una grave escasez de alimentos; sin embargo, los alimentos que faltan varían según la localidad. Muchas familias dependen de los paquetes de comida de contrabando introducida por las agencias de ayuda local siempre que pueden y que normalmente contienen azúcar, trigo, judías, lentejas, te y arroz en cantidades muy limitadas. En algunas zonas, comerciantes de otros lugares se benefician de la situación y sobornan a los guardias de los puestos de control para que les permitan entrar alimentos y venderlos a precios exorbitantes. En otros lugares, la gente ha creado redes de túneles subterráneos utilizando los sistemas de agua y residuos, lo que permite el contrabando de alimentos. Estas redes son destruidas con frecuencia y excavadas de nuevo. Para muchos entrevistados estos túneles son su salvavidas y la vía principal por la que los alimentos llegan al mercado.

Partes de Ghouta oriental y el norte de Homs tradicionalmente han sido zonas agrícolas importantes, pero las tierras de cultivo han sido bombardeadas de

forma intensiva y con frecuencia los agricultores ni siquiera pueden acceder a sus tierras. En Foah y Kefraya hasta el 70% de las tierras de cultivo es inaccesible y los disparos de artillería destruyeron miles de acres de trigo y cebada. 60 Algunos agricultores ha podido crear pequeños huertos en jardines o en azoteas, pero en las zonas urbanas donde no hay lazos con la agricultura, la gente depende más de la ayuda de fuera y, por lo tanto, son incluso más vulnerables ante el asedio.

“Incluso si trajéramos aquí a gente con mucho dinero, no podrían permitirse el coste de vivir bajo asedio; los precios han alcanzado niveles increíbles.” – Reem, una chica de Misraba

La mayor parte de las familias encuestadas dicen que incluso cuando hay un poco de comida disponible, no pueden permitirse comprarla. Aunque los precios han subido en toda Siria debido al conflicto, donde más lo han hecho es en las zonas asediadas. A solo unos kilómetros de Damasco, los productos y los alimentos pueden costar cinco veces más que en la capital. Años de guerra y de asedio han destruido la economía local y un empleo pagado es incluso más escaso que los alimentos. En Ghouta oriental se estima que el desempleo es de un 80–90%; en 61 otra zona, un trabajador humanitario local calculó que solo alrededor de un 5% de la población tiene ingresos estables. El aumento de los precios ha minado la provisión de ayuda: una agencia que dirige una cocina comunitaria y que solía dar una comida al día de 300 gramos, el año pasado con el mismo presupuesto solo pudo ofrecer 200 gramos.

Las madres de los 11 grupos de mujeres declararon que proporcionar leche a lactantes y niños pequeños era un desafío, subrayando la peligrosa y preocupante falta de información sobre la lactancia materna. En Siria, antes del conflicto el amamantamiento no estaba muy extendido, y solo un 43% de los niños y niñas menores de seis meses se alimentaban exclusivamente de leche materna. Sin embargo, es la mejor forma de garantizar que a los lactantes por debajo de seis meses se les proporciona una alimentación apropiada. En las zonas bajo asedio y otras situaciones de emergencia, donde el riesgo de desnutrición para los niños es alto, la leche materna puede salvar vidas al proporcionar una protección vital contra las infecciones y la desnutrición.

Todas las madres, salvo aquellas que sufren desnutrición severa, pueden dar de mamar, pero la falta de información acerca de sus beneficios, junto con el enorme impacto psicológico, hace que las nuevas madres puedan no conocer el valor de dar el pecho a sus bebés. La falta de apoyo a la lactancia materna ha llevado a la creencia común pero incorrecta de que cuando la madre parece desnutrición son necesarios los preparados infantiles. Dicha desinformación puede constituir una amenaza para la vida en las zonas sitiadas, donde los preparados son escasos, caros y no seguros, al utilizarse sin unas mínimas condiciones de higiene y sin agua limpia. 66

Los grupos de discusión enfatizaron la necesidad de un mayor apoyo e información que ayude a las mujeres en las zonas sitiadas a considerar la lactancia materna como una alternativa que puede salvar vidas.

“La situación para las madres lactantes es lamentable. No hay preparados de leche infantil disponibles y la leche materna no es suficiente, por la falta de nutrición de las madres. Por eso la salud de las madres y de los lactantes es tan mala.” – Hala, una madre en el norte de Homs

“Un bebé de la familia murió de desnutrición por falta de preparados y alimentos para niños. Su madre no pudo amamantarlo por su pobre estado de salud.” – Um Tarek, una madre en Misraba

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2016-03-09T08:00:00.0000000Z

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