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Japón se rearma ante unos vecinos cada vez más hostiles

Tras la invasión de Ucrania, dispara el gasto militar y abre la puerta a una reforma de su Constitución pacifista

PABLO M. DÍEZ CORRESPONSAL EN ASIA

Con vecinos como China, Rusia y Corea del Norte, el pacifismo de Japón tenía los días contados. Tras la invasión de Ucrania lanzada por Putin, la amenaza de Xi Jinping sobre Taiwán y los misiles de Kim Jong-un, Tokio llevará a cabo su mayor rearme desde la II Guerra Mundial.

A partir del próximo año fiscal, que empieza el 1 de abril, el Gobierno nipón destinará a su defensa 43 billones de yenes (306.000 millones de euros) durante un lustro para que su presupuesto militar ascienda al 2 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB), el doble que ahora. En términos monetarios, el nuevo paquete es un 60 por ciento superior al del actual quinquenio, cifrado en 27,5 billones de yenes (196.000 millones de euros).

Aunque sus gastos en defensa han aumentado durante los últimos años, Japón los viene manteniendo desde 1976 en torno al 1 por ciento de su PIB dentro de su tradicional compromiso pacifista tras su derrota en la II Guerra Mundial. Pero el orden internacional surgido entonces está cambiando a marchas forzadas por la invasión rusa de Ucrania y, sobre todo, por el auge como superpotencia de China, que le disputa a Tokio las islas Senkaku (Diaoyu en mandarín) y cuya reclamación sobre Taiwán es uno de los principales focos de tensión en Asia. Buena prueba de ello fue la última crisis en el estrecho de Formosa el pasado verano, cuando el régimen de Pekín bloqueó la isla de Taiwán con sus mayores maniobras militares hasta la fecha en represalia por la visita de la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi. Entre los misiles disparados aquellos días desde la costa china, algunos cayeron dentro de la zona exclusiva marítima de Japón.

Cumbre de la OTAN

«Desgraciadamente, alrededor de nuestro país hay estados que llevan a cabo actividades como la mejora de su capacidad nuclear, un rápido crecimiento militar e intentos unilaterales de cambiar el ‘statu quo’ por la fuerza», justifica esta inversión récord el primer ministro nipón, Fumio Kishida. Aunque Japón no pertenece a la OTAN, tanto él como el presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, asistieron en junio a la cumbre de Madrid, donde sus miembros marcaron el rumbo para hacer frente a las crecientes amenazas de los autoritarismos encarnados por Rusia y China.

Sus conclusiones están plasmadas en la Estrategia de Seguridad Nacional de Japón, que aboga por una «cooperación más estrecha con EE.UU. y otras democracias para repeler las amenazas al orden internacional establecido». Mientras dicho documento critica que la «invasión rusa de Ucrania es una seria violación de las leyes que prohíben el uso de la fuerza y ha agitado los cimientos del orden internacional», alerta de que «el reto estratégico que entraña China es el mayor al que jamás se ha enfrentado Japón». Entre sus preocupaciones, Tokio recuerda que el presidente Xi Jinping no ha descartado el uso de la fuerza para recuperar Taiwán, como dejó claro en octubre durante el Congreso del Partido Comunista en el que se perpetuó en el poder.

Un plan polémico

Junto a la reclamación sobre el archipiélago deshabitado de las Senkaku, que Pekín llama Diaoyu, Japón teme que le salpique una hipotética invasión china de Taiwán, antigua colonia con cuyo Gobierno democráticamente elegido mantiene muy buenas relaciones. Además, la isla nipona más cercana a Taiwán, Yonaguni, se encuentra a solo 110 kilómetros, por lo que Tokio reforzará su flanco suroeste durante los próximos cinco años.

Frente a los 5,2 billones de yenes (37.000 millones de euros) presupuestados para este ejercicio, los gastos militares para el año fiscal 2023 ascenderán a 6,8 billones de yenes (48.500 millones de euros), incluyendo el reagrupamiento de las tropas de EE.UU.

en Okinawa. Entre sus prioridades, destacan mejorar su capacidad contraofensiva para golpear con sus misiles barcos y objetivos que estén a más de mil kilómetros, que ahora mismo se hallan fuera del alcance de sus proyectiles. Para ello, hasta 2026 tiene previsto comprarle a EE.UU. misiles Tomahawk por valor de cinco billones de yenes (35.000 millones de euros).

El plan ha causado una fuerte polémica porque, para buena parte de la sociedad nipona, este cambio supone una traición a la Constitución pacifista impuesta por EE.UU. tras la II Guerra Mundial, por la que Japón renuncia expresamente a atacar a otros países. Pero los tiempos cambian y el Gobierno nipón invoca su derecho a la defensa propia en caso de ataque contra su territorio o el de un aliado que ponga en peligro su supervivencia. Un temor nada descabellado con vecinos como Rusia, China y Corea del Norte.

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2022-12-27T08:00:00.0000000Z

2022-12-27T08:00:00.0000000Z

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