La UE se dispone a ceder ante Trump y asumir aranceles del 15%
El pacto, que consolida el castigo comercial a Europa impuesto en abril, está pendiente de la ratificación del presidente de EE UU Washington cierra con Japón un acuerdo similar
MANUEL V. GÓMEZ IKER SEISDEDOS
La Unión Europea se dispone a poner fin a la guerra comercial desencadenada por el presidente de EE UU, Donald Trump, con una evidente cesión. Fuentes diplomáticas señalaron ayer que la UE está dispuesta a asumir un arancel general del 15% a sus exportaciones. El posible pacto, pendiente del visto bueno definitivo de Trump, consolida la situación actual, pero empeora las condiciones previas al inicio de la guerra comercial en abril.
La Comisión Europea comunicó este principio de acuerdo a los representantes de los Estados miembros de la Unión. El pacto que asoma por el horizonte se parece mucho al alcanzado ayer por Washington con Japón.
El pesimismo de las últimas semanas se tornó ayer en optimismo en Bruselas: el pacto comercial entre Estados Unidos y la UE parece más próximo que nunca. Los negociadores están cerca de cerrar un acuerdo con unos aranceles generales para las exportaciones europeas del 15%, lo que supondría rebajar a la mitad la amenaza del 30% que pesaba sobre la Unión, tras el envío a Bruselas de una carta de Donald Trump, si no se lograba una salida antes del 1 de agosto. Así lo apuntaron fuentes diplomáticas consultadas por EL PAÍS tras las informaciones adelantadas por el diario británico Financial Times.
La Comisión Europea comunicó este primer esbozo a los representantes de los Estados miembros ayer mismo. Si prospera ese marco de negociación, el resultado no supondría una gran variación con respecto a la situación actual de los aranceles estadounidenses a Europa, aunque empeora las condiciones previas al inicio de la guerra comercial que Trump declaró al mundo tras su vuelta a la Casa Blanca.
El pacto que asoma por el horizonte se parece mucho al alcanzado por Washington con Japón el martes. Antes de que llegue su confirmación, falta el visto bueno de Trump; nada en Washington escapa a su supervisión en esta materia. “Todo depende de él”, explicaron fuentes diplomáticas europeas, que asumen que la última palabra la tendrá el inquilino de la Casa Blanca.
El acuerdo que se está armando consiste en un arancel general cercano al 15% para las exportaciones de la UE a EE UU. Ese porcentaje, en realidad, ratifica la situación actual, en vigor desde comienzos de abril, cuando Washington suspendió los falsamente llamados “aranceles recíprocos” y los dejó en una tasa adicional del 10% que se sumaba al 4,8% que ya aplicaba antes. Así que el nuevo acuerdo solo supone una leve subida sobre lo previo. El incremento es, con todo, considerable con respecto a las condiciones que imperaban antes de la explosión de la guerra comercial.
Faltan por conocerse los detalles sobre qué sucederá con sectores de gran relevancia desde el prisma europeo, como los automóviles y los componentes de la automoción. Ahora estas exportaciones, capitales para Alemania y países como Eslovaquia o Hungría, pagan un 27,5% de aranceles
Bruselas prepara represalias por si la negociación no llega a buen puerto
El trato con Japón incluye inversiones y una empresa conjunta de gas
por entrar en EE UU: los 2,5 puntos previos al regreso de Trump al poder y los 25 puntos adicionales que él impuso.
También es clave conocer qué va a pasar con las investigaciones abiertas sobre sectores como el farmacéutico —el republicano amenazó con un arancel del 200%— y los semiconductores. No obstante, y dado el optimismo de ayer en Bruselas, es probable que esos obstáculos, presentes hasta el viernes, hayan desaparecido.
Un portavoz de la Casa Blanca pidió cautela y aseguró que, a menos de que sea anunciado por Trump, cualquier información sobre un acuerdo debe considerarse una “especulación”. Ante la posibilidad de que no cristalice el acuerdo, la UE sigue preparando también las represalias que podría imponer. Fuentes apuntan que esa opción se ha abordado en la reunión de embajadores de los Estados ante la UE y que Francia ha mostrado la postura más dura.
La jornada de ayer había arrancado en Bruselas con la noticia de que la UE estaba lista para aplicar sus aranceles a los productos estadounidenses si los negociadores no firmaban un acuerdo, y que estos empezarían a aplicarse a partir del 7 de agosto. En total, serían gravámenes por valor de 93.000 millones de euros (unos 110.000 millones de dólares), según el portavoz de Comercio de la UE. La amenaza fue recibida con escepticismo por el secretario del Tesoro, Scott Bessent, que dijo que interpretaba las noticias como meras tácticas para influir en la negociación.
También ayer se produjo una llamada entre el comisario de Comercio de la UE, Maros Sefcovic, que ha llevado las riendas de la negociación, y el secretario de Comercio estadounidense, Howard Lutnick. Después de esa conversación, el comisario europeo informó a los Estados miembros.
En una entrevista con la televisión de Bloomberg, Bessent dijo por la mañana de Washington que las conversaciones con la UE iban “mejor que antes”. “Creo que estamos avanzando en la dirección correcta. Pero como ya he dicho, la UE tiene un problema: hay que pactar colectivamente, son 27 países”. Bruselas y Washington llevan semanas hablando para fijar un marco a partir de las amenazas de Trump, que el 2 de abril comunicó que impondría unos aranceles a las importaciones europeas del 20%, y el 12 de julio envió una carta a la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, con la cifra del 30%; entrará en vigor el 1 de agosto si no hay un pacto antes y si el presidente estadounidense no vuelve a echarse atrás y concede otro nuevo aplazamiento.
Consecuencias
Sobre las posibles consecuencias de las réplicas con las que amenaza Europa, Bessent advirtió: “Nosotros somos la nación deficitaria [en la relación comercial]. Ellos son los del superávit. Así que cualquier escalada en los problemas comerciales siempre les afectará más”. La relación entre ambos es la más intensa del mundo, y en 2024 se saldó con un déficit de 235.600 millones de dólares para Washington, un 12,9% más que en 2023, según la Oficina del Representante Comercial de EE UU.
El acuerdo alcanzado con Japón incluye, según dijo Trump el lunes en su red social, Truth, “la inversión de 550.000 millones de dólares en EE UU, que recibirá el 90% de las ganancias” y la creación de una “empresa conjunta” para la exportación de gas natural licuado en Alaska. Esos puntos del pacto los definió Bessent como “añadidos creativos” de Tokio. Habrá que ver si el acuerdo con Bruselas incorpora mecanismos de ese estilo .
En abril, Trump impuso aranceles, mal llamados “recíprocos”, a decenas de sus socios. Una semana después, decretó una tregua hasta el 9 de julio, y su Administración presumió de que sería capaz de alcanzar “90 acuerdos en 90 días”. De momento, Washington ha cerrado cinco pactos, con el Reino Unido, Vietnam, Indonesia, Filipinas y con Japón, además de una tregua con China.
De algunos acuerdos, como sucede con los del Reino Unido y Japón, se conocen más que de otros. El caso más llamativo es el de Vietnam. No han trascendido detalles, más allá de lo que dijo Trump hace tres semanas: que Hanói pagará un arancel del 20% para los bienes a exportar a EE UU (un 40% si parten de Pekín), a cambio de “abrir totalmente” su mercado a Washington.
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