Un nuevo sobresalto sacudió en la tarde de ayer la red de Cercanías de Madrid. La circulación ferroviaria estuvo parcialmente interrumpida desde primera hora de la tarde en el túnel de Atocha a Recoletos debido al descarrilamiento, sin heridos, de un tren de Cercanías. Según informó una portavoz de Renfe, se trataba de un tren de la línea C10 de Cercanías Madrid procedente de Villalba, que se salió de la vía sobre las 14.20 cuando iba a efectuar su entrada en Atocha por la vía 5. El Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) detalla que el descarrilamiento afectó a varios ejes del convoy. En el tren iban 180 viajeros, de los que cinco tuvieron que ser atendidos por dolor de espalda y contusiones. Tras el accidente, los convoyes circulaban por una vía única, lo que generó importantes demoras en la mitad de las líneas de este servicio. Es el segundo incidente registrado en el mismo túnel en nueve días.

En el tren accidentado, con seis vagones, viajaban 180 personas, en cuya evacuación colaboraron diferentes cuerpos de Protección Civil y los bomberos del Ayuntamiento de Madrid. No hubo heridos de consideración en el incidente. Una portavoz de Emergencias Madrid detalló que una unidad de soporte vital básico del Samur atendió a cinco personas, tres de las cuales sufren dolor lumbar, dos mujeres y un hombre de mediana edad, y a otros dos por contusiones leves. Los tres primeros fueron trasladados al hospital para valoración, según indicó la misma fuente. La circulación fue cortada entre estas dos paradas y se procedió al desalojo de los usuarios.

“Los trenes pueden sufrir demoras, detenciones y ver modificado su recorrido habitual”, advirtió la portavoz. De hecho, fueron inmediatas y la desesperación cundió en Atocha. Sobre las cuatro y media de la tarde, en el andén contiguo al número 5 cientos de viajeros esperan el restablecimiento del servicio. Adrián llevaba esperando más de media hora el tren hacia Coslada, donde está su trabajo, pero la línea que lo llevaba venía desde Chamartín, bloqueada por descarrilamiento. “Nadie nos ha dicho nada”, contó el joven.