Kiosko y Más

Cómo actuar ante los mastines que cuidan un rebaño

Esta raza no suele atacar a senderistas, ciclistas o corredores, pero es necesario tomar precauciones

ESTHER SÁNCHEZ, del perro. Tampoco hay que tratar de apaciguarlos.

La presencia de un perro mastín se considera el sistema más eficaz para proteger al ganado en zonas en las que existen ejemplares de lobo, oso u otro tipo de depredadores. Con la expansión del lobo a comunidades donde la especie había desaparecido, la presencia de estos canes de guarda ha aumentado y no es extraño tropezarse con algún rebaño vigilado por ellos cuando se sale al campo. En esta situación, “tanto el ganadero como el senderista, ciclista o paseante debe conocer la forma de actuar”, sostiene Ángel Gambín, presidente de la Asociación del Mastín Español. Por los caminos rurales se pueden ver, en ocasiones, carteles de advertencia al visitante con las medidas de precaución a tomar. Lo habitual es que los mastines sean de carácter tranquilo y equilibrado y conozcan cuál es su misión, defender al ganado sin constituir una amenaza a las personas. Pero, dadas sus características físicas, de tamaño y fuerza, y el instinto de protección hacia su rebaño, se pueden producir circunstancias en las que consideren que este peligra y pueden llegar a atacar.

La tragedia de la muerte de una joven de 27 años, atacada por siete perros —tres mastines, dos pastores alemanes de carea (perros que dirigen al ganado) y dos cachorros de estos últimos—, entre las localidades zamoranas de Roales del Pan y La Hiniesta, pone de manifiesto que pueden existir ejemplares peligrosos, aunque no sea lo habitual, ante los que hay que saber cómo comportarse.

No se debe atravesar nunca el rebaño. Lo mejor es rodear al ganado a pie, dejando al menos 20 metros de separación, y si se puede aumentar la distancia, mejor. Si el perro se encuentra en medio del camino y no es posible mantener la separación recomendada, lo mejor es dar la vuelta, tranquilamente, sin nervios y sin correr, porque eso puede convertir a la persona en una presa a los ojos

Hay que bajarse de la bici y continuar a pie, porque pueden interpretar el tamaño o la velocidad como una amenaza. Si se va corriendo, hay que parar y seguir andando, lo que debe llevar al perro a relajarse. También se puede usar la bicicleta a modo de barrera entre los perros y el cuerpo de la persona y pasar despacio, pero siempre cumpliendo con la distancia recomendada y sin meterse en medio del rebaño.

Es su forma natural de actuar para intentar ahuyentar a la persona. Si se corre, grita o se hacen movimientos bruscos, se pondrán más nerviosos. Ellos se acercan unos metros y marcan un perímetro de seguridad. Quieren echar al intruso. Si fueran detrás de las personas, los perros no servirían para nada porque es la estrategia que usan los lobos: un ejemplar intenta que el can se aleje del rebaño para atacar.

Si se pasea por el campo con un perro, es necesario atarlo antes de aproximarse al rebaño, porque es una de las situaciones más peligrosas. Un perro grande o pequeño corriendo hacia unas ovejas o cabras, supone una amenaza para el mastín. “Los mastines van a intentar alejarlos de sus animales, y si en ese momento el dueño se mete por el medio, puede ocurrir una desgracia y te puede morder hasta tu perro”, explica Félix García, secretario de la Sociedad Canina de León.

Coger un palo o una piedra y tratar de asustar así o de atacar a los perros para alejarlos puede ser contraproducente, porque los vuelve más agresivos. Si los animales se encuentran en zonas frecuentadas por paseantes, los mastines pueden estar sueltos, pero los perros de carea (encargados de dirigir al ganado, no de custodiarlo) deben estar controlados si se acerca alguien, para no excitar a los mastines. El pastor debe cogerlos o darles la orden de que se queden quietos. Lo normal es que cuando sale algún ejemplar de mastín agresivo, se retire del rebaño.

El mastín es una raza de guarda creada y seleccionada durante miles de años y su estado normal es acompañar al ganado y no atacar. “Se suele tumbar en un lugar desde el que vigila al ganado y, si detecta a alguien, se levanta, mira, da algún ladrido, y se va poniendo de pie, pero si no respondes y evitas meterte en su territorio, él no debería ir detrás de ti”, asegura Gambín. Ahora ha habido una derivada, y se han empezado a ver mastines de mayor tamaño y algunos más fieros, algo que no es necesario para cuidar el ganado. Esos sí pueden ser más peligrosos.

Es contraproducente. No se les debe ofrecer alimentos, ni acariciarlos, ni acercase a hacerse una foto, por muy amigables que sean. Se pueden habituar a acercarse a las personas que pasan por allí y si alguien se asusta y sale corriendo, se puede producir un conflicto que acabe con daños.

SOCIEDAD

es-es

2023-10-25T07:00:00.0000000Z

2023-10-25T07:00:00.0000000Z

https://lectura.kioskoymas.com/article/281857238219700

Prisa media SAU