La tormenta geomagnética que llevó auroras a Canarias
Un grupo de científicos estudia la magnitud de la erupción solar que causó el evento Chapman-Silverman en 1872
MIGUEL ÁNGEL CRIADO,
“El domingo al amanecer apareció este hermoso fenómeno. A pesar de haber sido bastante estudiada la aurora boreal, ninguno de los astrónomos ha podido precisar las causas de su aparición”, decía un breve de El Eco del Bruch el 11 de febrero de 1872. El texto del periódico carlista se refería a una serie de auroras vistas el día 4 en Canarias. Ahora, 151 años después, la revisión de centenares de registros históricos como el del mencionado diario ha permitido estimar la intensidad del fenómeno. Los autores de la revisión lo han denominado evento Chapman-Silverman y fue, dicen, el más intenso jamás registrado.
Entre las 9.00 y las 10.00 (hora universal, una hora más en España) del 3 de febrero de 1872, se produjo una eyección de masa coronal desde un conjunto de manchas solares. A las 14.27 del día siguiente, una tormenta solar zarandeó el campo magnético de la Tierra. La intrusión fue tal que dejó fuera de servicio o con serios problemas de funcionamiento el servicio telegráfico de casi todo el planeta. El físico Raoul-Pierre Pictet, reconocido por sus trabajos sobre la licuefacción de los gases, estaba en El Cairo y dejó escrito: “Ayer la oficina de El Cairo recibió un despacho preguntando qué era el gran resplandor rojo que se veía en el horizonte. La línea telegráfica no continúa más allá de Jartum, pero es probable que esta aurora se haya visto también hasta Gondokoro, a 5˚ de latitud norte...”. Este relato es uno de los documentos recopilados por un grupo de investigadores liderados por Hisashi Hayakawa, científico de la Universidad de Nagoya (Japón), y el veterano investigador Sam Silverman, fallecido antes de que se publicaran los resultados de su trabajo. El color de las auroras depende de los elementos (oxígeno, hidrógeno, nitrógeno...) de la atmósfera con los que interactúan las partículas solares. Esa desviación al rojo ayuda a confirmar que las auroras se vieron muy cerca del ecuador.
A Hayakawa y otros científicos les cuesta creer que una aurora boreal bajara hasta Gondokoro, en el sur de Sudán y a esos casi cinco grados del ecuador. La Tierra, con su núcleo de hierro y girando, genera su propio campo magnético. La magnetosfera protege de la radiación y el viento solar, y ese escudo es mayor cuanto más cerca del ecuador. Por eso, normalmente, las auroras solo se producen en los polos o latitudes más altas del globo. Para que vayan más allá del Sáhara deben ser especialmente intensas.
“En España también se vieron, incluso en Cádiz, Azores y Canarias”, cuenta Hayakawa, primer autor de esta investigación que cuantifica por primera vez lo que pasó el 4 de febrero de 1872, publicada en The Astrophysical Journal. En los Anales del Puerto de la Cruz (Tenerife), recopilados por José Agustín Álvarez Rixo, de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, se puede leer una breve línea: “Febrero 4. A primera noche se percibió una aurora boreal hacia el norte, noroeste”.
Hayakawa y una veintena de expertos en estos eventos han elaborado un mapa de hasta dónde llegaron las auroras del evento Chapman-Silverman. La lógica de esto es que, cuanto más cerca del ecuador fuera observado, mayor intensidad debió tener. Pero la prueba definitiva la deben aportar los observatorios que vigilan el sol y los campos magnéticos que hay repartidos por el planeta. Entonces no había tantos como hoy, pero el magnetograma de uno en Colaba —frente a Bombay (India), montado décadas antes por los británicos— muestra que aquel impacto tuvo un valor de -834 nanoteslas. “Este evento fue al menos comparable o incluso más extremo que la tormenta Carrington de 1859”, sostiene Hayakawa. Víctor Manuel Sánchez, profesor de Física que ha investigado decenas de tormentas geomagnéticas históricas, considera arriesgado afirmar que el Chapman-Silverman fue mayor que el Carrington, “pero sí está en el mismo orden de magnitud”, detalla. Y más allá de los humanos, algunos trabajos ya han relacionado eventos como el de ChapmanSilverman con algunos de los varamientos de ballenas y delfines.
El fenómeno afectó al servicio telegráfico de casi todo el planeta
Los investigadores han recopilado centenares de registros históricos
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2023-12-06T08:00:00.0000000Z
2023-12-06T08:00:00.0000000Z
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