Kiosko y Más

Historias del corazón

Antón Castro

Algunas de las mejores historias comienzan en la infancia. Y, en muchas ocasiones, vinculadas a ese tiempo de aventura y revelación que es el verano. Le sucedió, por ejemplo, a José Luis Melero, bibliófilo, apasionado lector y escritor. Desde joven, entendió que la palabra abría un horizonte a un mundo tan infinito como los viajes. El pasado viernes, en un acto emocionante en tres actos, fue nombrado Hijo Adoptivo de un pueblo de vinos y de amplia historia como Aguarón por iniciativa del alcalde Alberto Ruesca.

Allí, con parada y fonda en la casa de sus abuelos paternos, situada en el Camino de Codos, pasó días inolvidables que le mostraron la riqueza del universo rural. Aprendió a mirar el pueblo con su iglesia, a distinguir los colores tamizados del atardecer. Iba a la balsa y se enteraba de que los tradicionales renacuajos tenían otro nombre, cucharetas, y que las urracas eran picarazas. Y allí también, de la mano de su abuelo que fumaba Celtas largos, iba a los campos –tierra rojiza y piedra– de la vida. Acompañaba a su abuela al horno de pan; ella, una mujer de carácter, también le surtía de historias, como la de un sobrino carnicero, Pepe Hernández, que fue a la guerra y cuando volvía a casa de permiso «lo despiojaba, cosa que a mí (con lo escoscado que he sido siempre) me impresionaba vivamente y me horrorizaba». Pepe Melero, que ha forjado una parte sustancial de sus libros en las páginas de HERALDO, siempre ha llevado al pueblo en el corazón. Al pueblo, a sus paisanos, a su vasta familia y a los ilustres, ilustrados e iluminados del lugar: el violinista y compositor Simón Tapia Colman, al pintor Luis Marín Bosqued, el político y diputado de la II República Eduardo Castillo, el cantador de jotas Felipe Colman, y, entre otros, el de Mariano Sebastián, el ‘tío Pichorretas’, cuyo libro de estrofas de jota (el pueblo tiene un estilo propio) halló y divulgó, todas de estirpe surrealista: «Te di un beso en el corral / y otro te di en la cocina / y no te quise dar más / porque olías a cebolla», dice una de ellas.

Tanto es así que el día que entró con orgullo en la Real Academia de Bellas Artes de San Luis invitó a la corporación del pueblo de su paraíso estival para que estuviera en el acto. José Luis Melero se hace querer porque, a diario y de modo natural, sabe repartir cariño con vitalidad y el pudor adecuado.

TRIBUNA

es-es

2021-07-11T07:00:00.0000000Z

2021-07-11T07:00:00.0000000Z

https://lectura.kioskoymas.com/article/281943135883185

ABC