Kiosko y Más

Chalamet sobrevive a Johnny Depp y a la corrección política

▶ El joven actor protagoniza ‘Wonka’, una nueva película sobre el origen del popular chocolatero

LUCÍA CABANELAS

Parece que ha pasado una eternidad desde que Timothée Chalamet despidió a Matthew McConaughey en ‘Interestellar’, pero en realidad no ha sido tanto. En una década, el actor ha crecido a lo alto y en prestigio y, aunque sigue siendo igual de imberbe, ya poco queda de aquel desconocido que casi debutaba a las órdenes de Christopher Nolan en 2014. Convertido en una de las grandes promesas de Hollywood, con un currículum en el que ya figuran Woody Allen, Wes Anderson, Adam McKay o Greta Gerwig, despide 2023 con el reto mayúsculo de hacer olvidar a Gene Wilder y Johnny Depp como la versión adolescente de Willy Wonka. «Me intimidaba la idea de interpretar a Willy Wonka porque es un personaje muy querido, pero a las cinco páginas del guion, vi lo inteligente que era esta versión sobre la historia de cómo Willy se convirtió en el Wonka que conocemos. La historia está justificada. Es pura imaginación», cuenta el actor sobre la película de los orígenes del chocolatero, en cines desde ayer.

Extravagante chocolatero

Su joven chocolatero canta, baila y derrocha un sinfín de muecas que honran la personalidad extravagante del personaje que legó su famosa fábrica a Charlie Bucket; también dirige un red clandestina de venta de bombones en una ciudad condenada a probar solamente el cacao aburrido de un cartel del chocolate que opera desde el subsuelo de una catedral custodiada por un obispo y 500 monjes adictos al dulce manjar.

Wonka y su grupo de desarrapados se mueven por las alcantarillas, montan y desmontan tenderetes itinerantes y ordeñan a una jirafa, porque la leche de vaca es demasiado normal para elaborar unos bombones cuyo ingrediente secretos son lágrimas de un payaso ruso que ponen a volar a quien los prueba. Su sueño no es elaborar el mejor chocolate, sino encontrar la fórmula perdida de su madre.

«‘Wonka’ es una especie de arma de doble filo porque es desalentador seguir los pasos de un gran narrador como Roald Dahl, que escribió estos personajes extraordinarios y perdurables. Parece fácil, pero nosotros sabemos cuánto cuesta. Lo bueno de trabajar en el universo de otra persona es que te subes a sus hombros y te permite jugar con todas sus ideas», explica el cineasta Paul King, al timón de esta adaptación inspirada en la obra del escritor tras su éxito con el oso ‘Paddington’.

En ‘Wonka’ se mantienen los decorados dignos de la imaginación más desbordante, pero también hay una atmósfera dickensiana que amenaza con estrangular el gran optimismo del que goza un Wonka con bastón y sombrero pero todavía por hacer, que comienza a dar sus primeros pasos en un mundo ambientado veinticinco años antes de los acontecimientos de ‘Charlie y la fábrica de chocolate”. En ‘Wonka’ se mata a la gente por sobredosis de chocolate y se castiga a los soñadores que no saben leer a trabajar en la lavandería de un hostal de mala muerte. El gozoso entusiasmo de Wonka tiene trabas a la altura, con una Olivia Colman metida a villana. «Como está basada en el universo de Roald Dahl, el mundo no es un lugar amable, cálido y acogedor, pero Willy Wonka no acepta un no por respuesta y se propone cambiar las cosas, que sean como deberían ser», asegura King.

Los oompa-loompa, sin embargo, no son como los imaginó el autor de ‘Matilda’, porque la corrección política actual censura que se relacione a unos enanos que custodian el cacao en una isla imaginaria con África. Con ánimo caricaturesco, Hugh Grant, colmo del esnobismo británico, encarna aquí a uno de estos seres de baja estatura adictos al chocolate. Para que no haya lugar a equívocos, al oompa-loompa de Grant, que tiene la canción más pegadiza, lo discriminan sus homólogos por ser más diminuto que el resto, tiene el pelo verde y la piel naranja.

Quejas de Hugh Grant

Y mucho CGI, motivo de disgusto para alguien que enamoró a Julia Roberts de forma analógica en ‘Notting Hill’. «Ha sido miserable, horrible», dice el actor sobre el proceso para convertirse en un personaje que terminará siendo ayudante de Wonka, pero que aquí lo persigue por haberle robado cacao. «Llevas una especie de corona de espinas, es muy incómodo. Hice un gran alboroto al respecto. Es un proceso incomprensible, te ponen una especie de casco de bicicleta, tienes correas alrededor. Hay 16 cámaras diferentes en tu cara. Yo no sabía dónde estaba, lo que estaba pasando. Lo hice lo mejor que pude. Y dos meses después me dijeron: ‘¿Puedes venir y hacerlo de nuevo?’. Y dos meses más tarde, otra vez. Y así durante dos años. No podría haberlo odiado más», se queja el intérprete. «Es muy divertido hacer el tonto. Me gusta todo eso. Cantar y bailar. Bueno, debe ser divertido pero mucho de eso lo hace el animador. Todavía no sé dónde termino yo y dónde empieza el animador», bromea Grant.

Lo que cala, al final, no es el ilusorio mamotreto por el que el Wonka de Chalamet salta y trepa, sino el subtexto de una historia en la que sobre todo se sueña, porque toda gran idea empezó como un sueño. Y como toda fábula,‘Wonka’, por supuesto, tiene moraleja: «Es una película sobre la familia y la impresión duradera que nuestras familias dejan en nosotros y el tipo de familias que formamos por el camino», sugiere King. En el mundo de Willy Wonka, el chocolate engorda solo a los malos, pero las ideas, que surgen siempre con un ‘Ah’, se subrayan, por si acaso.

«Me intimidaba la idea de interpretar a Willy Wonka, pero a las cinco páginas del guion, vi lo inteligente que era esta versión», dice Chalamet

CULTURA

es-es

2023-12-07T08:00:00.0000000Z

2023-12-07T08:00:00.0000000Z

https://lectura.kioskoymas.com/article/282089166544269

Vocento