El resultado electoral en Holanda no es del todo tranquilizador. Ha demostrado que la moderación y el europeísmo siguen ganando elecciones en nuestro continente pero, aquellos que creemos en el proyecto europeo –y aún admitiendo que debe ser mejorado– debemos seguir trabajando para que las sociedades europeas no vean en las falsas pro- mesas populistas soluciones, cuando en realidad no son sino problemas para nuestros hijos y para nuestros nietos.

Es necesario un análisis sosegado de las elecciones holandesas para no bajar la guardia ante el gran test electoral francés dentro de un mes. Este análisis me lleva a tres conclusiones. Primera: son las primeras elecciones europeas tras la llegada al poder del presidente Donald Trump en Estados Unidos. El resultado de las elecciones norteamericanas supusieron una bajada en la popularidad para el partido de Geert Wilders en los sondeos. Bien pudiese ser que la sociedad holandesa hubiese dicho «hasta aquí hemos llegado con el populismo», alertados por lo sucedido al otro lado del Atlántico. Recordemos que en España la victoria de Alexis Tsipras en Grecia y su nefasto Gobierno izquierdista supusieron un antes y un después en la percepción de la sociedad española sobre el fenómeno de Podemos.

Segundo: no se puede perder de vista que el partido de Wilders ha subido cuatro escaños. Y esperará pacientemente a las próximas elecciones. Si hay algo que distingue a los populistas es su sed de poder. Sólo un cambio en Holanda y en Europa en el modo de hacer la política, de gobernar y comunicar con los ciudadanos podrán hacer de los populistas «la vieja política» del futuro.

Tercero: el centro-derecha se mantiene fuerte, como alternativa y bastión frente al populismo, y la socialdemocracia se descalabra. Ésta es una situación que se ha ido repitiendo recientemente en muchos países europeos. Créanme que el hundimiento de la socialdemocracia a nivel europeo no me parece una noticia

EL CENTRO DERECHA SE MANTIENE FUERTE COMO ALTERNATIVA A LOS EXTREMISMOS

especialmente alentadora. En el centroderecha mantenemos, lógicamente, serias diferencias ideológicas con esos partidos de la izquierda tradicional, pero nos une nuestra convicción en un mismo sistema democrático y de libertades, y en un mismo proyecto europeo.

En nuestro país, sin ir más lejos, ha habido un gran consenso entre socialistas y populares sobre política europea que debería continuar, si el candidato socialista a las primarias, Pedro Sánchez no llega al poder. Éste podría ser la nefasta excepción, pues en su etapa de Secretario General del PSOE, llevó al ostracismo a los socialistas españoles dentro del grupo socialista en Europa. Este consenso entre las principales fuerzas políticas ha sido uno de los grandes logros de la transición, tan denostada ahora por los recién llegados a la política nacional. Y ese mismo consenso ha permitido situar, además, a España a la cabeza de Europa.

El centro-derecha europeo bajo la bandera común del Partido Popular Europeo sigue unido y coordinado con amplias mayorías en todas las instituciones europeas y está decidido a reconducir la nave europea como lo ha venido haciendo desde 2009 a través de las últimas crisis económicas y financieras. Hoy más que nunca, me siento orgulloso de una familia política que ha sabido capitanear el barco frente al temporal, un partido que ha sido sinónimo de responsabilidad frente a las ocurrencias, insultos y desprecios del populismo, siempre más interesado en el ruido que en las nueces.

Una de mis mayores motivaciones en nuestro trabajo diario es la conciencia de que nuestra formación política está comprometida en escribir la historia europea, que en estos últimos 60 años ha sido una historia de paz y de progreso. Un éxito que se va a conmemorar el próximo fin de semana en Roma. Trabajo convencido de que en un futuro no muy lejano el pie de página del populismo interesará, tal vez, a algún estudioso, no así el trabajo de los europeístas que dejará su huella en un futuro más próspero y más seguro que todos queremos.

*Secretario general del Partido Popular Europeo y eurodiputado