GRANADA. Nada ha sido convencional en la vida de Shon Weissman desde hace un año, cuando falleció su abuelo, al que estaba muy unido. En lo deportivo, perdió protagonismo en un Valladolid al que había contribuido a ascender con 20 goles. Pacheta empezó a dejarlo en el banquillo y él se planteó el cambio de aires. A final de enero se cerró su cesión al Granada con opción de compra obligatoria en caso de salto de categoría de 3,5 millones, a lo que esperaba contribuir con tantos. Sin embargo, solo hizo uno. En la actual campaña, en la que apenas ha contado, marcó en Copa, en el partido con el Arosa. Lo último con Weissman ha sido que le apartaran de la selección de Israel por mandar callar en la celebración de su gol a Suiza y proferir insultos, aparentemente dirigidos al cuerpo técnico del combinado, aunque él negó esta intención. Se disculpó por ello y se justificó por el dolor debido al conflicto en la franja de Gaza. Con Andorra, sí estuvo convocado y disputó los últimos 15 minutos, con un 0-2 final para su combinado. Antes de ello ya se había metido en un lío por publicar mensajes violentos en redes sociales, relacionados con el conflicto. Los borró, pero un colectivo ciudadano le denunció por delito de odio. En paralelo, no viajó con el Granada a Pamplona para el partido con Osasuna por motivos de seguridad.

La euforia de su fichaje el pasado mercado invernal se apagó pronto. Acudió dos veces a su país por cuestiones familiares, el nacimiento y la posterior circuncisión de su hijo, lo que le sacó de ciertas alineaciones de Paco López. Lo religioso apareció también cuando celebró el Yom Kipur, que impidió que se trasladara al encuentro en Las Palmas. En Segunda, terminó en el banquillo y en verano era candidato claro a salir, pero en los últimos días del mercado estival no se consumó el acuerdo entre Venecia y Granada para su traspaso porque los rojiblancos se descolgaron exigiendo una contraprestación demasiado alta.

Se quedó y aunque el entrenador le ha querido integrar, tiene poca relevancia en sus planteamientos. Le rodean más las polémicas que las dianas.