Si se piensa bien, pocas cosas hay más descriptivas de la sociedad española que el ritual de ir al bar, ya sea castizo o de ambiente moderno. Una costumbre asociada con humor a esas conversaciones sobre los problemas imperantes y sus soluciones en las que conviven lo vehemente, las exageraciones, el espíritu cuñado y la claridad mental. Lo que evocan estas charlas y la singularidad de algunos de estos microcosmos constituyen la fuente de inspiración de ‘El club del paro’, comedia que como indica su título también alude con ironía a uno de los males endémicos de estos tiempos. David Marqués, director de ‘Dioses y perros’, ‘En fuera de juego’ y de ‘Desechos’ además de guionista de ‘Campeones’, muestra los encuentros cotidianos de cuatro amigos y sus comentarios variopintos, aseveraciones, burlas y reproches entre rondas de cañas. La propia evolución de sus tertulias y el juego con el absurdo detectado de fondo generan complicidad, dinámica que tiene como claves la fluidez y la naturalidad de los divertidos diálogos, las actuaciones de Carlos Areces (el mejor), Fernando Tejero, Eric Francés y Adrià Collado y los perfiles de sus personajes.

En la mesa del bar se sientan un periodista egocéntrico y perdedor enfadado con el mundo, un conspiranoico que ve reptilianos por todas partes (el rol más caricaturizado), el típico jeta con habilidad