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ARCHIVO ABC Cuando el sucesor de Stalin reconoció que la URSS solo trajo «brutalidad y miseria»

▶ ABC adquirió en exclusiva los derechos de las memorias de Kruschev en 1970

ISRAEL VIANA abc.es/archivo

Cuando ‘Blanco y Negro’ publicó en exclusiva los extractos más sorprendentes de las esperadas memorias de Nikita Kruschev, solo habían pasado seis años desde que había sido destituido como máximo dirigente de la Unión Soviética. «Con un lenguaje directo, el sucesor de Stalin ha roto ahora el silencio de su retiro para narrar los detalles más desconocidos de la historia del gigante comunista», apuntaba la revista el 28 de noviembre de 1970.

El cese en 1964 le había sumido en una profunda depresión y tuvo que recibir tratamiento psicológico durante una larga temporada. Su médico le ayudó a mantenerse lo más estable posible a base de somníferos y tranquilizantes, lo que le permitió escribir las mencionadas memorias. Un esfuerzo hercúleo que acabó convirtiéndose en una obsesión durante los últimos años de su vida.

«Quiero hablar de Stalin, de sus errores y sus delitos porque quieren limpiarle la sangre y volver a subirle a un pedestal», le confesó a su hijo. ABC fue consciente de que esas revelaciones tenían un gran valor y decidió pagar por sus derechos la cifra más alta de la historia del periodismo español. En Estados Unidos se los llevó la revista ‘Life’ y en Gran Bretaña, ‘The Times’. Los primeros extractos en ‘Blanco y Negro’ vieron la luz un año antes de su muerte. Es como si Kruschev hubiera resistido lo justo como para terminar el libro.

El exdirigente soviético cargaba con dureza, desde el principio, contra los crímenes de su antecesor. Según la cifra aportada tres años después por el historiador ruso y premio Nobel de Literatura Aleksandr Solzhenitsyn, acabó con la vida de 88 millones de personas. Kruschev se centró en el ‘Holodomor’, ese periodo en el que el dictador comunista mató de hambre a 7 millones de ucranianos, entre 1932 y 1933, con la excusa de una colectivización agraria.

Aseguraba que nunca había aprobado aquella política y que intentó convencer al dictador de que Ucrania necesitaba ayuda, pero que este enfureció al escucharle. «Si Stalin estuviera hoy vivo, yo votaría para que fuese procesado y castigado por sus crímenes», sentenciaba. Kruschev reconocía que se dio de bruces con esa realidad cuando fue enviado a una granja y vio las condiciones en las que vivían los campesinos.

«Empecé a recibir informes oficiales relativos a las muertes por inanición y, luego, comenzó el canibalismo. Una cabeza humana y dos pies se habían encontrado en un puente. Al parecer, el cuerpo había sido devorado. Kirichenko me comunicó que había ido a otra granja colectiva y describió así la escena: «La mujer tenía el cuerpo de su hijo sobre una mesa y lo estaba despedazando. Mientras lo hacía, hablaba sin parar: ‘Nos hemos comido a Manechka y ahora vamos a sazonar a Vanechka. Eso nos mantendrá vivos durante algún tiempo’».

La KGB intentó que las memorias no se publicaran y le ordenó entregar las cintas donde se había dictado lo que iba contar. Cuando al final las puso a la venta fuera de la URSS, el Gobierno lo denunció por fraude, su hijo fue despedido de su trabajo y la radio se ensañó con él... hasta el día de su muerte.

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2021-08-28T07:00:00.0000000Z

2021-08-28T07:00:00.0000000Z

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