BILBAO. La sombra de José Ángel Iribar es muy alargada. «Con él empezó todo. Los niños quieren ser como el ‘Chopo’», dice Peio Agirreoa, coordinador de porteros de Lezama durante más de una década hasta su jubilación el pasado verano. El excancerbero rojiblanco –tomó el relevo de Iribar en la portería de San Mamés– es, junto a un amplio equipo de colaboradores, uno de los artífices de que en la actualidad haya tantos y tan buenos guardametas surgidos de Lezama en la Primera División española.

La factoría rojiblanca es desde hace tiempo un filón de guardametas. En la presente campaña ha alcanzado su máximo esplendor. Nada menos que siete cancerberos salidos del Athletic –Unai Simón, Julen Agirrezabala (Athletic), Álex Remiro (Real Sociedad), Kepa Arrizabalaga (Real Madrid), Aitor Fernández (Osasuna), Raúl Fernández (Granada) y el joven de Berango Ander Astralaga (Barcelona) –que tras la lesión de Ter Stegen ha pasado a ser el segundo de Iñaki Peña– juegan en la competición doméstica.

Lezama se ha convertido así en un referente, en el espejo al que se miran muchos clubes europeos. EL CORREO ha analizado esta explosión con Peio Agirreoa, el hombre que ha tenido a todos estos futbolistas bajo su manto, para tratar de desgranar algunas de las claves del éxito. «Lo primero que hay que decir es que esto que está pasando ahora no es normal, es excepcional», remarca el ondarrutarra.

Las palabras metodología, captación, talento, trabajo físico y psicológico brotan de sus labios constantemente, sabedor de que el camino hacia Primera División es largo y tortuoso y sólo la constancia, el esfuerzo y buen hacer recompensa a unos pocos elegidos. Muchos son los factores que deben conjugarse para obtener resultados, pero en el caso del Athletic una de las claves es «contar con un departamento específico de porteros al que, al menos durante el tiempo que yo he estado, nos han dejado trabajar con total libertad y tomar decisiones. Eso es algo que no ocurre en todas partes», remarca Agirreoa.

La captación de los futuros aspirantes a Iribar se realiza a temprana edad en base a unos parámetros físicos determinados, entre los que se encuentra su envergadura. «Se busca talento y chicos y chicas de una determinada altura para comenzar a trabajar con ellos y ellas desde alevines, porque el proceso de formación de un portero dura entre diez y doce años. Es un camino largo en el que se van quemando etapas», explica. La segunda pata del banco es contar con un equipo técnico de primer nivel que se encargue de pulir a esos jóvenes valores.

«Por Lezama han pasado algunos de los mejores entrenadores de porteros del mundo como Luis Llopis, Meléndez, Iñaki Vergara, Aitor Iru, Jon Pascua, Aranzubia, Imanol Etxeberria, Armando .... Y hemos aprendido de todos ellos para mejorar las cosas. No basta con tener buenos alumnos, hay que tener también a los mejores maestros», destaca Agirreoa. Su labor se centra en el apartado físico y técnico, pero «también hay que trabajar más tarde el psicológico». Y es que «la soledad del portero es real y hay que saber gestionar los errores de una manera diferente a los de un jugador de campo. Hay que ser más duro mentalmente».

En el selecto grupo de los que han superado con matrícula de honor todos los filtros se encuentra el actual meta del Athletic y de la selección española, Unai Simón. La marcha de Kepa al Chelsea y la decisión de Álex Remiro de no renovar adelantaron los plazos del de Murgia a la hora de dar el salto a la primera plantilla rojiblanca y su evolución no ha hecho más que certificar los buenos informes que existían. «Es un top mundial. En los últimos años, además de mejorar mucho el juego con el pie, ha alcanzado una madurez brutal», elogia Agirreoa.

Regreso de Kepa a la Liga

Otro de los alumnos aventajados de la factoría rojiblanca es el joven Julen Agirrezabala. El donostiarra ha demostrado cada vez que ha saltado al césped que no le pesa la responsabilidad. «Una de los virtudes es la tranquilidad que transmite. Por su constitución, es más explosivo y rápido que Simón», detalla.

Junto a la dupla rojiblanca sobresalen también Kepa Arrizabalaga y Álex Remiro. El primero ha vuelto a la Liga como cedido del Chelsea hasta final de temporada para cubrir la baja Courtois en el Real Madrid. Tras una etapa con claroscuros en la Premier, el ondarrutarra no quiere dejar pasar la oportunidad. «Es talento puro desde crío. Técnicamente muy bueno y seguramente el que más para bajo palos a nivel global».

Álex Remiro conforma el que podría considerarse póquer de ases salidos de Lezama en los últimos tiempos. En la Real está demostrando que «también es top». Una de sus mayores cualidades es el juego con los pies y «ha mejorado mucho bajo palos».

Tras ellos se encuentran dos porteros con pasado rojiblanco que encaran la recta final de su carrera. Uno es el meta de Osasuna Aitor Fernández –32 años–, que ha perdido la titularidad tras alternar su presencia en el once al inicio de Liga, y el otro es el cancerbero del Granada Raúl Fernández –35 años–. Y en el horizonte aparece el jovencísimo Ander Astralaga. El de Berango era la joya de la corona en la factoría rojiblanca y su salida causó un movimiento sísmico en Lezama.

Siendo cadete decidió irse al Barça, donde está quemando etapas a velocidad de vértigo. Con 19 años es internacional de las inferiores de España y ya ejerce de tercer portero del Barça. El martes, por la lesión de Ter Stegen, estuvo en el banquillo del Olímpico en el partido de Champions ante el Oporto. «Talento puro, técnicamente muy bueno y maneja ambas piernas. Al poco de verle teníamos claro que era especial y llegaría a Primera División», recuerda un Agirreoa que tiene claro que «todo comenzó con el Chopo y la historia continúa». La cantera de porteros de Lezama parece inagotable.