Sí, el árbitro que dirigió el partido en El Molinón que cambió para siempre la historia de la Real era el mismo que se ha hecho presente a raíz de los informes arbitrales que realizaba para el Barcelona entre 2016 y 2018 por los que percibió 1,4 millones de euros por lo menos y que pudieron ser hasta siete millones por supuesto asesoramiento desde mucho antes, concretamente desde 2001.

José María Enríquez Negreira es quien arbitró el 26 de abril de 1981 aquel choque en Gijón en el que la Real conquistó su primer título de Liga y quien guarda una anécdota de aquel día que le deja en buen lugar. Porque todos recordamos cuándo llegó el gol de Zamora: a 27 segundos de alcanzarse el minuto 90. La Real perdía 2-1 ante el Sporting, mientras en Zorrilla el Madrid había ganado 1-3 al Valladolid. La Liga se escapaba por segundo año consecutivo. En Zorrilla, Boskov, Miguel Ángel y García Hernández se abrazaban. El difunto Juanito, cumpliendo una promesa, cruzaba el campo vallisoletano de rodillas para dar gracias por el título... El partido había acabado en Valladolid mientras que en Gijón el reloj seguía corriendo cuando los dos partidos habían empezado supuestamente a la vez. ¿Entonces? Enríquez Negreira tiene la ‘culpa’. El árbitro catalán demoró dos minutos el arranque de la segunda parte en Gijón para no coincidir con el partido que del Real Madrid en Valladolid. Solo él sabe la razón, pero las exigencias con la indumentaria fueron exquisitas en el descanso...

Es lo que confesó el propio árbitro en un almuerzo en una sociedad de San Sebastián en la que jugadores, directivos y amigos conmemoraron el aniversario de aquel título diez años después, como recuerda para este periódico uno de los presentes en aquella comida. Este mismo subraya que a raíz del escándalo del ‘Barçagate’, a Enríquez Negreira «se le ha tachado de divo, pero nada más lejos de la realidad. Siempre fue atento con la Real, imparcial en los partidos que le tocó dirigir y cordial en las distancias cortas».

Gorriz, Zamora...

Lo que ocurrió en esos eternos segundos no se olvida. En el palco, José Luis Orbegozo aguantaba la tensión como podía. Cuando falta un minuto, el periodista José María García se le acercó en directo: «Presidente, el Madrid está celebrando el título. Otra Liga que se va». «Bueno –le contesta Orbegozo– queda muy poco, pero vamos a confiar en lo que queda...».

Todavía quedaba tiempo. En Zorrilla ya no había partido. Julio Olaizola controló un balón rechazado por la defensa de un Sporting completamente agazapado. El lasartearra cruza la medular y lo abre a la izquierda, donde se encontraba Periko Alonso. A su centro, a la desesperada, corre Satrústegui, que no llega a tocar el balón, pero molesta a Castro, meta asturiano desaparecido, que despeja en corto. El balón llega a Gorriz, que intenta el remate desde lejos, pero falla, quedando el balón muerto debido al agua que se acumula en el terreno de juego. Zamora es el que lo recibe, para rematar con fuerza, casi raso. Castro se lanza y llega a tocar el balón, elevándolo, pero sin poder evitar que se cuele en su portería... Era el primer título de la Real. Enríquez Negreira señaló el final tras sacarse de centro.

Años después, LaLiga y su comisión delegada –de la que Real Sociedad forma parte– rechaza y repudia cualquier sospecha que pueda existir en el llamado caso Negreira, mientras que el presidente de LaLiga, Javier Tebas, reclama la dimisión del presidente del Barcelona, Joan Laporta, en caso de «no explicar bien» los polémicos pagos del club a quien fuera exvicepresidente del Comité Técnico de Árbitros.